Ciencias
El reloj biológico de las personas deprimidas marca mal la hora de su muerte
Las personas con depresión grave tienen trastocado el reloj biológico, lo que les provoca la misma sensación que si estuvieran viviendo en una zona horaria diferente a la del resto de la población sana que vive con ellos, señala un estudio reciente.
"Creemos que los individuos deprimidos son más propensos a estar fuera del calendario regular de sueño-vigilia", dijo Jun Li, de la Universidad de Michigan, el autor principal del estudio publicado en la revista 'Proceedings of the National Academy of Sciences'.
Es la primera vez que los científicos vinculan la depresión con el llamado reloj circadiano interno del cerebro humano, que regula el ciclo del día y la noche del cuerpo.
Los investigadores analizaron los niveles de actividad de un conjunto de genes en personas muertas, ya que el cuerpo conserva la información sobre lo ocurrido en el cerebro durante las últimas horas de vida. "Hemos sido capaces de demostrar que la mayoría de las personas experimentó actividad en los genes 'reloj' en su cerebro. Suponemos que este reloj es bastante estable a perturbaciones de un día, y esto lo confirma la evidencia de que se necesitan muchos días para recuperarse del 'jet-lag'", dijo Li.
Su equipo encontró que la actividad genética de las personas que habían sufrido de depresión tenía poca relación con la hora de la muerte, lo que indica que esas personas tenían el sueño perturbado. "Las personas con depresión no están sincronizadas con el día solar habitual en términos de esta actividad de los genes. Es como si estuvieran viviendo en una zona horaria diferente a en la que murieron", dijo el autor de la investigación. "Duermen en función de un reloj que funciona mal y, cuando duermen, la calidad [del sueño] podría ser diferente a la del sueño normal", dijo Li.
Los científicos suponen que si se logra entender cómo la depresión y la falta de sueño se refuerzan entre sí, encontrarían un mejor tratamiento para romper el círculo vicioso.
Es la primera vez que los científicos vinculan la depresión con el llamado reloj circadiano interno del cerebro humano, que regula el ciclo del día y la noche del cuerpo.
Los investigadores analizaron los niveles de actividad de un conjunto de genes en personas muertas, ya que el cuerpo conserva la información sobre lo ocurrido en el cerebro durante las últimas horas de vida. "Hemos sido capaces de demostrar que la mayoría de las personas experimentó actividad en los genes 'reloj' en su cerebro. Suponemos que este reloj es bastante estable a perturbaciones de un día, y esto lo confirma la evidencia de que se necesitan muchos días para recuperarse del 'jet-lag'", dijo Li.
Su equipo encontró que la actividad genética de las personas que habían sufrido de depresión tenía poca relación con la hora de la muerte, lo que indica que esas personas tenían el sueño perturbado. "Las personas con depresión no están sincronizadas con el día solar habitual en términos de esta actividad de los genes. Es como si estuvieran viviendo en una zona horaria diferente a en la que murieron", dijo el autor de la investigación. "Duermen en función de un reloj que funciona mal y, cuando duermen, la calidad [del sueño] podría ser diferente a la del sueño normal", dijo Li.
Los científicos suponen que si se logra entender cómo la depresión y la falta de sueño se refuerzan entre sí, encontrarían un mejor tratamiento para romper el círculo vicioso.
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