Economía
La petrolera gala Total pagará una multa multimillonaria por un delito ecológico
Tras unos 14 años de investigación y disputas judiciales, el gigante petrolero galo Total finalmente deberá pagar una multa multimillonaria por el siniestro de su buque Erika frente a las costas bretonas, en el noroeste de Francia, en 1999.
El Tribunal Supremo del país ha confirmado la sentencia pronunciada en 2010. Según el veredicto definitivo, Total es culpable de “un delito de imprudencia”, ya que había contratado el Erika sin tomar en cuenta su edad (unos 25 años) y su mal estado. Además, ignoró medidas necesarias para garantizar la seguridad del buque. La negligencia costará a la petrolera 375.000 euros, que tendrá que pagar al presupuesto estatal por haber cometido un delito ecológico, más unos 200 millones de euros que deberá distribuir entre los municipios afectados por la marea negra causada por el naufragio.
En diciembre de 1999 Erika, bajo bandera de conveniencia maltesa, zarpó de Dunkerque (Francia) y tomó rumbo hacia Livorno (Italia) con más de 30.000 toneladas de fuel pesado a bordo que tenía que entregar a una compañía eléctrica italiana que se lo había comprado a Total. En plena travesía por el Cantábrico, el buque resultó atrapado por una fuerte tormenta, con un mar de fuerza 8 a 10.
El 12 de diciembre el barco se partió en dos. Según los expertos, sucedió debido a un defecto estructural y al desgaste normal en un barco de su edad. El siniestro resultó ser el mayor desastre medioambiental en la historia de Francia.
En el mar penetraron unas 17.000 toneladas de fuel. La marea negra acabó con la vida marítima en la zona. Según calculó Greenpeace, resultaron contaminados unos 400 kilómetros de costa y fallecieron más de 150.000 aves. Las pérdidas económicas causadas por el desastre fueron estimadas en 500 millones de euros, mientras que las consecuencias ecológicas de la catástrofe fueron evaluadas en 1.000 millones de euros.
En diciembre de 1999 Erika, bajo bandera de conveniencia maltesa, zarpó de Dunkerque (Francia) y tomó rumbo hacia Livorno (Italia) con más de 30.000 toneladas de fuel pesado a bordo que tenía que entregar a una compañía eléctrica italiana que se lo había comprado a Total. En plena travesía por el Cantábrico, el buque resultó atrapado por una fuerte tormenta, con un mar de fuerza 8 a 10.
El 12 de diciembre el barco se partió en dos. Según los expertos, sucedió debido a un defecto estructural y al desgaste normal en un barco de su edad. El siniestro resultó ser el mayor desastre medioambiental en la historia de Francia.
En el mar penetraron unas 17.000 toneladas de fuel. La marea negra acabó con la vida marítima en la zona. Según calculó Greenpeace, resultaron contaminados unos 400 kilómetros de costa y fallecieron más de 150.000 aves. Las pérdidas económicas causadas por el desastre fueron estimadas en 500 millones de euros, mientras que las consecuencias ecológicas de la catástrofe fueron evaluadas en 1.000 millones de euros.
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