Sociedad
Experimento 'a la francesa': Un periodista pasa 10 meses consumiendo productos nacionales
Un periodista francés ha llevado a cabo un experimento consistente en usar y consumir únicamente productos de su país durante 10 meses. La prueba concluyó sin éxito.
Decidido a explorar los límites de la doctrina proteccionista que postula el Gobierno de Francois Hollande para salvar la industria nacional de su hundimiento, el periodista Benjamin Carle resolvió hacer un experimento que resultó fallido: intentar vivir 10 meses consumiendo exclusivamente productos de su país.
"Lo que más me sorprendió es cuánta comida importamos. Cada vez que veo un producto extranjero pienso: es una locura, esto podría producirse en Francia, pero no se produce". Según Carle, lo complicado no fue proveerse de comida (quesos, leche, vino, etc), sino encontrar muebles o ropa con la bandera tricolor.
"Las reglas de esta experiencia consistían en deshacerse de todo lo que no se hubiera fabricado en Francia y usar únicamente productos de origen francés y un límite de gasto mensual de 1.800 euros para sobrevivir. Y me encontré en una situación en la que tuve que comprarlo todo de nuevo, incluso los muebles", relata.
La prueba concluyó sin éxito, ya que muchas empresas a menudo prefieren producir en el extranjero para ganar más. En este contexto, la globalización conlleva al cierre de cientos de fábricas y a la pérdida de puestos del trabajo.
Francois Asselineau, presidente de la Unión Popular Republicana, estima que en Francia se cierra al menos una fábrica al día y entre 240 y 260 al año. "Estimamos que cada día se pierden entre 300 y 400 puestos de trabajo en el sector industrial y que, asimismo, según el Instituto Nacional de Estadísticas, entre 500 y 700 personas pasan a diarioa a estar por debajo del umbral de la pobreza", asegura.
El titular francés de economía, Arnaud Montebourg, ha puesto en marcha una campaña para promover el consumo de productos de origen francés, pero resulta que no todos los que tienen esa denominación de origen son realmente productos nacionales.
"Las reglas de ahora en la Unión Europa son una locura. Si miras esta camiseta, por ejemplo, solo los botones se pusieron en Francia, pero tenemos derecho a poner en la etiqueta 'Hecho en Francia'. Y esa es justo la última operación a la que se somete un producto", insiste Benjamin Carle en su entrevista.
Según expertos, si el Estado francés hace efectivo el prometido plan de apostar por lo local podría reforzarse la producción en el país.
"Me gusta la vida y disfrutar de las cosas, y creo que es imposible vivir solo con productos únicamente franceses, que además son muy caros. Se pierde mucho tiempo porque son difíciles de encontrar", advierte Carle.
"Lo que más me sorprendió es cuánta comida importamos. Cada vez que veo un producto extranjero pienso: es una locura, esto podría producirse en Francia, pero no se produce". Según Carle, lo complicado no fue proveerse de comida (quesos, leche, vino, etc), sino encontrar muebles o ropa con la bandera tricolor.
"Las reglas de esta experiencia consistían en deshacerse de todo lo que no se hubiera fabricado en Francia y usar únicamente productos de origen francés y un límite de gasto mensual de 1.800 euros para sobrevivir. Y me encontré en una situación en la que tuve que comprarlo todo de nuevo, incluso los muebles", relata.
Me gusta la vida y disfrutar de las cosas, y creo que es imposible vivir solo con productos únicamente franceses, que además son muy caros. Se pierde mucho tiempo porque son difíciles de encontrar
La prueba concluyó sin éxito, ya que muchas empresas a menudo prefieren producir en el extranjero para ganar más. En este contexto, la globalización conlleva al cierre de cientos de fábricas y a la pérdida de puestos del trabajo.
Francois Asselineau, presidente de la Unión Popular Republicana, estima que en Francia se cierra al menos una fábrica al día y entre 240 y 260 al año. "Estimamos que cada día se pierden entre 300 y 400 puestos de trabajo en el sector industrial y que, asimismo, según el Instituto Nacional de Estadísticas, entre 500 y 700 personas pasan a diarioa a estar por debajo del umbral de la pobreza", asegura.
El titular francés de economía, Arnaud Montebourg, ha puesto en marcha una campaña para promover el consumo de productos de origen francés, pero resulta que no todos los que tienen esa denominación de origen son realmente productos nacionales.
"Las reglas de ahora en la Unión Europa son una locura. Si miras esta camiseta, por ejemplo, solo los botones se pusieron en Francia, pero tenemos derecho a poner en la etiqueta 'Hecho en Francia'. Y esa es justo la última operación a la que se somete un producto", insiste Benjamin Carle en su entrevista.
Según expertos, si el Estado francés hace efectivo el prometido plan de apostar por lo local podría reforzarse la producción en el país.
"Me gusta la vida y disfrutar de las cosas, y creo que es imposible vivir solo con productos únicamente franceses, que además son muy caros. Se pierde mucho tiempo porque son difíciles de encontrar", advierte Carle.
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