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Fallas del sistema judicial en EEUU condenan a inocentes al corredor de la muerte

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Los casos de sentencias por crímenes no cometidos se elevan en EE.UU. En ocasiones, la defensa ni siquiera hace uso de las pruebas que podrían probar la inocencia de los procesados.
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Rafael Magrigal fue arrestado en EE.UU. y le imputaron cargos por supuesto intento de homicidio.
 
"Iba para el trabajo y de repente llegan unos policías y me detienen. Ahí comenzó la pesadilla", declaró Rafael a RT.
 
Esperó más de dos años hasta que fue llevado a juicio, tras el que lo condenaron a más de cinco décadas de prisión por un crimen que en realidad no cometió.
 
"La vida en la cárcel es dura no solo por estar ahí por algo que no hiciste, sino que dejas a tu familia, tus hijos están creciendo sin ti, te necesitan y no tienen cómo recurrir a ti. El tiempo pasa, pasan los años, y pierdes a tus familiares", agregó Rafael.
 
Tras las rejas perdió a su padre. La muerte le llegó poco antes de que Rafael fuera liberado. Después de haber pasado 9 años y 8 meses en la cárcel, la defensa pudo probar su inocencia. Rafael asegura que el abogado que le asignaron en un principio siempre tuvo esas pruebas pero nunca quiso usarlas.
 
Según recientes estadísticas, la cuarta parte de todos los presos del mundo se encuentra en celdas estadounidenses. A esto se suma que el grado de sospechas criminales en la sociedad norteamericana es tan elevado, que uno de cada tres adultos en ese país ha sido arrestado al menos una vez en su vida.
 
La abogada de California Innocent Project, Audrey McGinn, asegura que “el sistema estadounidense no está funcionando. Hay demasiados prisioneros. Per cápita, más que en todo el mundo”.
 
La situación con las condenas injustas se agrava cuando se trata de la pena máxima.
 
Un juez federal de California ha tachado de inconstitucional la pena de muerte. En 25 años, más de 900 personas recibieron el castigo capital. De ellos el 10% falleció esperando ser ejecutado.
 
"Condenamos a la gente a la pena de muerte y después nos damos cuenta de que son inocentes. Eso ha ocurrido en un 10% de los casos”, según Audrey McGinn.
 
 
La pena de muerte en California ha suscitado toda una polémica y no solo por lo inhumano de este tipo de condena. En muchos casos la espera en el corredor de la muerte se eterniza y las ejecuciones se aplazan, sometiendo de ese modo a los presos a una tortura psicológica debido a la incertidumbre de no saber cuál será el último día de sus vidas.
 
 La vida en el corredor de la muerte es dura. La gente permanece encerrada 23 horas al día en celdas en solitario. Eso les afecta psicológicamente y les causa un daño físico en el cerebro. 

 
"La vida en el corredor de la muerte es dura. La gente permanece encerrada 23 horas al día en celdas en solitario. Eso les afecta psicológicamente y les causa un daño físico en el cerebro. Poco a poco muchos se vuelven locos. Eso también ocurre porque como son condenados a muerte nadie les ayuda. No les dan trabajo ni sesiones psicológicas", declara a RT Matt Cherry, director ejecutivo de Death Penalty Focus.
 
Las personas que resultan ser inocentes pueden salir de la cárcel literalmente con problemas psicológicos y sin ganas de seguir viviendo. A ello se le conoce como 'el síndrome del corredor de la muerte'.
 
La manera en que se lleva a cabo la ejecución también genera numerosas denuncias por parte de los activistas. Después de que Europa se negara a suministrar sustancias para este castigo mortal, mostrando así su postura contraria a este proceder, las prisiones empezaron a utilizar medicamentos en dosis letales que apenas alcanzan el objetivo. En una ocasión el encarcelado moría tras soportar el método durante dos horas. En otro caso, las autoridades correccionales incluso se vieron obligadas a detener la ejecución. 
 
"Es horrible cómo en un país supuestamente tan avanzando todavía estamos usando métodos para matar a nuestros ciudadanos, aun a la gente que cometió crímenes tan feos y horribles… nadie se lo merece", resume la abogada Audrey McGinn.
 
Sentencias equívocas, décadas de prisión injusta, muerte en espera o torturas a la hora de la ejecución. El sistema judicial estadounidense evidencia que el principio de inocencia ya no funciona como debe y que cualquier persona puede ser encarcelada e incluso ejecutada si no alcanza a demostrar su no culpabilidad a tiempo. Tiempo que ya no es oro… sino vida. 
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