El asalto contra los estudiantes de la Escuela Normal Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa fue premeditado y tenía a personas determinadas como blanco. No es todo: fue orquestado y ejecutado no por policías municipales de Iguala y Cocula, sino por la Policía Federal que "participó activa y directamente en el atentado", "con la complicidad o franca colaboración del Ejército", sostiene 'Proceso'.
El ataque fue dirigido específicamente a la estructura ideológica y de gobierno de la Normal de Ayotzinapa, puntualiza la revista. De los 43 normalistas desaparecidos uno formaba parte del Comité de Lucha Estudiantil, máximo órgano de gobierno de la institución, y 10 eran "activistas políticos en formación" del Comité de Orientación Política e Ideológica (COPI).
Desde su salida de las instalaciones escolares, los normalistas fueron monitoreados por agentes de las administraciones tanto del estado y como federal, revela la revista. Como prueba, la edición da un informe inédito del Gobierno de Guerrero fechado en octubre y entregado a la Secretaría de Gobernación (Segob), al que obtuvo acceso.
Según el documento, a las 17:59 horas el Centro de Control, Comando, Comunicaciones y Cómputo (C4) de Chilpancingo, capital del estado de Guerrero, informó que los normalistas partían de Ayotzinapa rumbo a Iguala. A las 20:00 horas la Policía Federal y la Policía de Guerrero llegaron a la autopista, donde los estudiantes empezaban a hacer una colecta. Una hora y media después llegó el informe de la entrada de los jóvenes a la central camionera. A las 21:40 el C4 de Iguala reportó el primer tiroteo.
La noche del 26 de septiembre, murieron seis normalistas, 17 resultaron heridos y otros 43 fueron entregados a Guerreros Unidos, grupo que presuntamente los asesinó e incineró.