En el artículo 9 de la Constitución de Japón, elaborada tras la Segunda Guerra Mundial, Tokio renuncia a su derecho a declarar la guerra o utilizar la fuerza militar como medio de resolver las controversias internacionales. Es decir, la Carta Magna de Japón le dicta no tener fuerzas militares. Sin embargo la nación dispone de la Fuerza Terrestre de Autodefensa, la Fuerza Marítima de Autodefensa y la Fuerza Aérea de Autodefensa. Y desde la llegada al poder del primer ministro, Shinzo Abe, Japón en repetidas ocasiones ha subrayado su disposición a aumentar aún más su fuerza militar.
'Lecciones de patriotismo', elemento del fortalecimiento del sistema político
En opinión de Andrei Gubin, profesor del Departamento de Relaciones Internacionales de la Universidad Federal del Extremo Oriente, compartida con el portal ruso 'Svobodnaya Pressa', tales ambiciones bélicas de la nación nipona se explican por varias razones.
"En primer lugar, Japón ha vivido durante mucho tiempo en una crisis política interna. En un período muy corto llegó a tener cinco primeros ministros. Además, hubo un tsunami y el desastre de Fukushima, que impactaron fuertemente en la psicología de la sociedad. Por lo tanto, es necesario para Abe fortalecer a la nación, y en este contexto trata de incrementar la defensa del país, como parte de la idea nacional. 'Lecciones de patriotismo' son también uno de los elementos del fortalecimiento del sistema político", dijo.
Tras la gira de Obama por la región Japón empezó a dudar de la efectividad de la alianza con EE.UU.
"En segundo lugar, es por los desafíos externos, como China, que aunque en los documentos doctrinales no es calificado directamente como 'el enemigo principal', Japón tiene sus temores. También está la República de Corea, que va en aumento, y de hecho es un rival regional de Japón, a pesar de que es un aliado formal a través de la alianza con EE.UU.", indica Gubin.
En el mismo contexto el experto señala que la actividad militarista de Tokio se debe "a la inestabilidad creciente en toda la región de Asia Oriental, a la que se suma la posición no muy definida y clara de EE.UU. en cuanto a su voluntad de garantizar la seguridad de sus aliados en la región Asia-Pacífico", sostuvo y añadió que tras la gira de Obama por la región los japoneses empezaron a dudar de la efectividad de la alianza con Washington.