Exclusivo: RT se adentra en la zona desmilitarizada entre las dos Coreas

Corea del Norte vive en constante tensión y siempre está preparada para la guerra. Un equipo de RT ha viajado a la frontera de este país con Corea del Sur, una de las zonas más armadas del mundo.

Se trata de la llamada zona desmilitarizada, aunque realmente es una de las más armadas, además de testigo de un conflicto abierto que ha sobrevivido a la propia Guerra Fría durante la que se desarrolló. En esta área el norte y el sur están separados por 4 kilómetros de árboles, valles y montañas, y justo en medio, a 2 kilómetros de ambos lados, se sitúa la frontera que mantiene desde hace más de 60 años dividida a la península coreana.

"Estamos en estado de guerra, siempre pensamos en eso. Realmente estoy muy orgulloso de servir al ejército durante 41 años y ahora sirvo en un puesto más importante, protegiendo la frontera. Gracias a la confianza y al amor del comandante Supremo", comenta el coronel Kim Chang Jun, encargado de controlar desde este puesto fronterizo a las tropas del sur. Asegura que está dispuesto a servir al Ejército hasta el último día de su vida.

Detrás de las bases, se esconde la muralla, que, según Corea del Norte, habrían levantado Seúl y Washington, partiendo físicamente en dos la península. "Esa muralla ya tendría que haber desaparecido, porque su existencia es tóxica para el pueblo coreano. ¿Por qué lo ocultan? Porque ellos temen el mal que han hecho construyéndola, hasta para los turistas, cuando ellos piden visitar la muralla éstos dicen que no se puede visitar la muralla", comenta el coronel. A su juicio, "su desaparición les perjudica".

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La frontera, escenario de recientes y recurrentes incidentes entre el norte y el sur, donde los soldados custodian el paralelo 38, se ha convertido en la atracción turística de un país completamente militarizado.

Desde hace 61 años militares del norte y del sur mantienen sus posiciones a ambos lados de la línea del armisticio, una férrea vigilancia de Panmunjom, el símbolo de que la guerra sigue técnicamente abierta, sin tratado de paz.

"Panmunjom no es el problema, sino que en Occidente solo se repite lo que dice EE.UU. y los norteamericanos hablan mal de Corea del Norte. Los estadounidenses deberían retirarse de Corea del Sur y reunificarnos de forma pacífica", opina Nam Tong Ho, teniente coronel del Ejército Popular de Corea.

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Mientras la guerra permanece latente, las vías principales que atraviesan el país, de acceso restringido, sirven, según dicen, para maniobras del Ejército.

Asimismo, a más de 100 metros bajo tierra está uno de los metros más profundos del mundo, el de Pyongyang, que está pensado además como un refugio en caso de un ataque nuclear o de cualquier bombardeo. Tiene 2 líneas que cruzan en forma de X la capital norcoreana, y junto con el autobús es uno de los medios de transporte más populares aquí.

Lo militar lo primero, dice la teoría revolucionaria norcoreana, conocida como Songun. Un espíritu bélico, exaltado por el último dirigente del país, el querido líder, Kim Jong-il, que atraviesa el país en el fondo y en la forma.