Siete hechos impactantes sobre la Arabia Saudita del 'modernizador' rey Abdalá
El primer ministro británico, David Cameron, elogió al monarca de 90 años de edad que "fortaleció el entendimiento entre religiones", mientras que la directora del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde, lo llamó "firme defensor de las mujeres", si bien "discreto". Casi todos los grandes políticos parecían además estar de acuerdo con que el descendiente de la casa de Saud, fue —en palabras de Tony Blair— "un modernizador hábil", que "llevó a su país al futuro".
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Pero, ¿llevó realmente el rey Abdalá a su país al siglo XXI?
No hay elecciones, partidos, Parlamento, disidencia
En la misma línea que las décadas anteriores, Arabia Saudita recibió las calificaciones más bajas posibles en libertades civiles y políticas en la evaluación anual de Freedom House en 2014. Sus 'vecinos' en la lista fueron Corea del Norte, Turkmenistán y las más brutales dictaduras africanas.
En Arabia Saudita no hay elecciones nacionales, no hay partidos, y ningún parlamento, tan solo una cámara de asesoramiento simbólica, conocida como 'Majlis al Shura'. La crítica está estrictamente prohibida: apenas unos días antes de la muerte del rey Abdalá, el bloguero Raif Badawi recibió los primeros 50 latigazos de un total de 1.000 a los que ha sido condenado por pedir la libertad de expresión en su blog.
Igualdad: puestos de trabajo para 7.000 príncipes de Saud
Existen más de 7.000 príncipes que llevan el apellido Saud y algunos expertos especulan que el número real podría acercarse a 30.000. Todos deben ocupar un puesto acorde con su linaje, por lo que se crean cientos de sinecuras, mientras que candidatos con talento quedan excluidos de los puestos clave si no llevan el apellido apropiado.
Controvertido sistema de transferencia de poder
Irónicamente, con tal gran número de descendientes para elegir, la casa de Saud está paralizada por unas leyes de sucesión particularmente obsoletas. En lugar de primogenitura, donde el título es heredado por el hijo primogénito del soberano, Arabia Saudita utiliza la sucesión agnaticia, o el traspaso de poder a un hermano. Esto significa que Abdalá ha sido sucedido por su hermano de 79 años de edad Salman, mientras que el príncipe heredero, Muqrin, este año cumple 70.
Debajo del cuadro geriátrico de líderes existe un nido de víboras: la generación exponencialmente mayor y más joven que planea participar en el ascenso al trono, con abundantes facciones entre las diferentes ramas de la extensa familia. No está claro cómo este sistema garantiza el aumento de la prosperidad y la estabilidad de un Estado del siglo XXI, y el rey Abdalá hizo poco para reformar sus principios básicos.
Derecho: sables y látigos
Puede que casi se haya convertido en un cliché la comparación entre los sistemas jurídicos de Arabia Saudita y del Estado Islámico, pero los vínculos entre los dos son fundamentales. Ambos utilizan la misma escuela ultraconservadora Hanbali de jurisprudencia, y muchos de los 'jueces' del Estado Islámico son sauditas debido a su familiaridad con este concepto de justicia.
Entre los castigos infligidos figura desde cortar las manos y los pies por robo, latigazos por adulterio y otros delitos menores "sociales", hasta la decapitación, que puede ser impuesta por delitos tan variados como sedición, robo, hechicería o narcotráfico.
Se cree que 87 personas fueron decapitadas el año pasado, lo que está en línea con la media nacional de los últimos cinco años. A diferencia de la solución de algunos de los problemas de fondo de Arabia Saudita, una restricción de esta forma de 'justicia' solo hubiera requerido una intervención firme del rey Abdalá, lo que evidentemente no era una prioridad para él.
This week our ally chopped off the head of a Burmese woman. It was their 9th beheading of 2015 //t.co/ZGSZFCruLjpic.twitter.com/BiVp2329hv
— U.S. Dept. of Fear (@FearDept) January 18, 2015
Derechos humanos: tortura y martillo
No existe un código legal en Arabia Saudita, lo que deja en manos de los jueces el establecimiento del castigo de acuerdo con su interpretación de las escrituras islámicas. Esto les da un poder ilimitado, creando uno de los sistemas de justicia posiblemente más inconsistentes del mundo, donde los convictos no tienen ninguna manera clara de apelar.
Además, gran parte del proceso legal depende de una 'confesión' de la parte demandada, lo que a su vez fomenta la tortura. En la práctica, la veracidad de la información obtenida de esta manera es más baja que en Guantánamo, ya que en lugar de tratar de extraer datos comprobables, los torturadores meramente exigen penitencia, por todos los medios.
El rey Abdalá intentó racionalizar el sistema mediante la creación de más tribunales de apelación y la introducción de una selección más estricta de los jueces. Sin embargo, no puso en duda el valor del sistema jurídico en su totalidad, y todos los jueces que han sido designados en las últimas dos décadas han sido aprobados personalmente por él.
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Derechos de la mujer: mujeres (no) conductores
Este país del Golfo es el único del mundo donde todavía no se permite a las mujeres conducir. La cuestión no está cerca de la solución, y una mujer sorprendida al volante, ya sea durante una protesta simbólica o durante un paseo ordinario, puede terminar condenada a latigazos. Para ser justos, el rey Abdalá intervino en al menos un caso para conmutar una pena.
Pero, por supuesto, para la mayoría de las mujeres sauditas la conducción es el menor de los problemas. Muchas preferirían ser capaces de salir de la casa, hacer una compra o firmar un documento legal, como la autorización de una operación médica o una matrícula académica, sin el consentimiento de un tutor, ya sea el esposo o el padre. Sin embargo, incluso estas medidas asfixiantes solo dan una idea vaga del estatus de las mujeres saudíes en una sociedad donde incluso su testimonio ante el tribunal vale la mitad del de un hombre.
El rey Abdalá animó a más mujeres a entrar en la educación, y les asignó una quinta parte de los escaños en la cámara de asesoramiento, permitiéndoles también votar y presentarse en las elecciones municipales de 2015. Al igual que otras áreas de reforma, estos gestos simbólicos han afectado poco a la mayoría de las mujeres sauditas, que siguen siendo unas de las más desfavorecidas del mundo.
Lucha antiterrorista: ¿amigo o enemigo?
Una donación de 100 millones dólares al centro de lucha contra el terrorismo de la ONU el año pasado fue una muestra de generosidad de Riad, pero lo que los sauditas dan con una mano parece que la quitan con la otra.
De acuerdo con los cables diplomáticos publicados por WikiLeaks en 2010, EE.UU. considera a Arabia Saudita la mayor fuente de financiación del terrorismo suní en el mundo y una "crucial" hucha de Al Qaeda y otros grupos radicales. Si bien gran parte de su financiación proviene de particulares, es poco probable que la identidad de estos fuera un secreto para el rey Abdalá, que no hizo nada para frenar a sus familiares.
La presunta financiación podría dar la impresión de que la casa de Saud se opone al tipo 'malo' de terrorismo: en su mayoría chiíes, pero también grupos suníes disidentes que amenazan su hegemonía sobre la región. Mientras que cuando aparece el tipo 'correcto' de terrorismo, chechenos de Rusia o 'rebeldes' contra el régimen de Al Assad, este no solo es apoyado económicamente por miembros de la corte de Riad, sino que también es visto como una herramienta legítima para la difusión de la ideología wahabí.