El Boletín de Científicos Atómicos anunció la semana pasada que ha decidido avanzar su famoso 'Reloj del Juicio Final' hasta situarlo a tres minutos de la medianoche. O lo que es lo mismo, más cerca del 'Apocalipsis'.
Además de la amenaza del cambio climático, en el que se centró el Boletín, el portavoz de los patrocinadores del evento añadió que hay "una carrera de armas nucleares, consecuencia de la modernización de enormes arsenales, que plantea amenazas extraordinarios e innegables a la existencia de la humanidad."
De hecho, las armas nucleares siguen desempeñando un papel muy caro en la seguridad nacional de EE.UU., indica un artículo de la revista 'The National Interest' al recordar que la Oficina de Presupuesto del Congreso anunció la semana pasada que Washington gastaría unos 350.000 millones de dólares en la próxima década para actualizar y mantener su arsenal.
Pero, al mismo tiempo, también hay ideas equivocadas acerca del propósito, el estado y la eficacia del arsenal nuclear de EE.UU., afirma el autor del artículo, Robert G. Gard Jr., exteniente general del Ejército y presidente de la junta directiva del Centro para el Control de Armas y la No Proliferación.
He aquí algunos de estos mitos:
Las armas nucleares son la prioridad para el Pentágono:
El exsecretario de Defensa Chuck Hagel perpetuó este mito durante su rueda prensa al afirmar que "nuestra fuerza de disuasión nuclear juega un papel fundamental para garantizar la seguridad nacional y es la misión prioritaria del Departamento de Defensa".
Sin embargo, está claro que las armas nucleares no representan la máxima prioridad hoy en día para el Departamento de Defensa en términos de atención, planificación o financiación.La realidad es que las armas nucleares no son garantía contra la amenaza del Estado Islámico, la epidemia de ébola, la insurgencia continua en Afganistán o los esfuerzos militares dirigidos contra Rusia, resume el autor.
Las fuerzas convencionales, la asistencia médica y la diplomacia son esenciales para hacer frente a esos problemas y merecen ser ser prioritarios para afrontar las amenazas actuales y previsibles para EE.UU. y sus aliados, constata Hagel. El general recuerda que las armas nucleares han perdido gran parte de su valor desde que terminara la Guerra Fría.
La amenaza de un ataque nuclear contra EE.UU. es tan grande o mayor que durante la Guerra Fría:
Pese a que las relaciones actuales entre Rusia y EE.UU. son tensas, ciertamente no lo son tanto como durante la Guerra Fría.
Según declaraciones de 2013 del teniente general James Kowalski, vicecomandante del Comando Estratégico de EE.UU., un ataque nuclear ruso contra EE.UU. es "una posibilidad tan remota" que "no vale la pena discutir sobre ella". La mayor preocupación para Kowalski no es un ataque nuclear, sino una sencilla estupidez humana. "El mayor riesgo para mi tropa es hacer algo estúpido", afirmó.
En consecuencia, el debate acerca de cantidad de armas necesaria para asegurar la disuasión nuclear sigue abierto.
Las armas nucleares no cuestan demasiado:
Los planes para modernizar el arsenal nuclear de EE.UU. podrían costar hasta 1.000.000 millones de dólares en las próximas tres décadas.
Según señaló el general Mark A. Welsh, jefe del Estado Mayor de la Fuerza Aérea [que opera el arsenal nuclear de EE.UU. desde 2014], "el costo de la modernización de la infraestructura nuclear no es pequeño. Así que creo que ello dará lugar a un debate muy honesto acerca de en qué podemos permitirnos el lujo de invertir, dónde debemos invertir, y cómo se relaciona eso con una estrategia de cara al futuro para la nación".
Las armas nucleares son seguras y los accidentes son raros:
Cuanto mayor sea el arsenal, más difícil será protegerlo y más caro será mantenerlo. Y lo más probable es que haya accidentes.
EE.UU. tienen el triste 'récord' de este tipo de accidentes: al menos 1.200 armas nucleares se vieron involucradas en accidentes "significativos" entre 1950 y 1968. Lo más 'destacado' de esta extensa historia de accidentes con armas nucleares estadounidenses incluye un incidente de 1980 en el que una llave caída ocasionó una explosión de un misil nuclear en Arkansas.
Además, es preciso recordar una crisis registrada en 1961, recientemente desclasificada, en la que la Fuerza Aérea de EE.UU. lanzó dos bombas nucleares sobre Carolina del Norte que milagrosamente no fueron detonadas.
Y los incidentes no son cosa del pasado. Por ejemplo, el reciente escándalo por la incompetencia de dos comandantes de bases nucleares de la Fuerza Aérea (junto con otros oficiales) implicados en un engaño. O el grave incidente de 'Bent Spear' [así se denomina en el ejército a los incidentes con armas o componentes nucleares], que se tradujo en un vuelo accidental de seis misiles de crucero con armas nucleares a través de EE.UU. sin autorización ni seguridad adecuadas. Todo ello pone de relieve los riesgos inherentes de mantener un gran arsenal nuclear.
El dinero puede solucionar los problemas del arsenal nuclear:
Recientes informes han identificado más de 100 arreglos implementados con un costo de varios miles de millones de dólares en los últimos cinco años para solucionar algunos de los problemas revelados durante diversas investigaciones.
"Si bien un examen y sus recomendaciones pueden mejorar la moral y la gestión de las fuerzas nucleares, el derroche de dinero en el arsenal nuclear desde luego no resolverá los principales problemas asociados con la estructura obsoleta de nuestras fuerzas actuales, diseñadas para la confrontación de la Guerra Fría con la Unión Soviética", explica el autor.