El Gobierno triunfador postgolpe acusa de la masacre de Maidán a tres oficiales de Policía. Medios occidentales apoyan la versión e insisten en que fue la orden del ahora destituido presidente Víktor Yanukóvich o de alguien de las fuerzas de seguridad para suprimir la protesta.
Todas las pruebas disponibles, tanto desde el principio como las que surgieron después, que indican que los autores del crimen fueron civiles armados nunca se investigaron apropiadamente. Eso, a pesar de que fue filtrado un diálogo entre el entonces ministro de Asuntos Exteriores de Estonia, Urmas Paet, y la entonces jefa de la diplomacia de la Unión Europea, Catherine Ashton, que confirmaba que los francotiradores de Kiev habían sido contratados por la oposición.
Una comisión especial del Parlamento ucraniano intentó averiguar los detalles del caso y concluyó que no fueron los agentes de seguridad quienes dispararon contra los manifestantes. Su resumen fue que el primer disparo estuvo dirigido contra los policías y que las balas sustraidas de los cuerpos de las víctimas no coinciden con los modelos de los rifles automáticos usados por los efectivos gubernamentales.
Sin embargo, la comisión se limitó a atribuir la autoría a miembros de "entidades sociales que escaparon del control". No precisó cuáles habían sido ni prosigió con las pesquisas, tampoco dentro del Ministerio del Interior. Los resultados de la investigación no tuvieron ninguna consecuencia.
Los objetivos de Euromaidán, lejos de ser realidad
El Gobierno de Kiev tampoco parece estar llevando a cabo las ideas por las que luchó Euromaidán. Las consignas clave de los manifestantes eran avanzar hacia el aproximamiento a Europa firmando el Acuerdo de Asociación con la Unión Europea, y alejar a los oligarcas del poder. En 2015, estos fines están aún más lejos que hace un año, opina el vicedirector del Instituto de los Países de la Comunidad de Estados Independientes, Vladímir Zharijin.
"Las nuevas autoridades ucranianas no tardaron en declarar su lealtad a la política proeuropea. Firmaron el Acuerdo de Asociación con la Unión Europea y lanzaron el programa de reformas demandado por el Fondo Monetario Internacional. Pero en vez de avanzar, la economía ucraniana está en caída libre. Las empresas europeas abandonan su mercado una tras otra y ni se habla de los planes de integración en la Unión Europea. (…) Ahora Ucrania depende por completo de los préstamos occidentales: sin ellos, se sumirá en el caos", insistió Zharijin ante el portal Obschéstvenny Kontrol.
Los recortes anunciados por Kiev tuvieron unas consecuencias predecibles: congelación de los sueldos, déficit permanente de energía, aumento de los impuestos y tarifas, caída drástica de la moneda nacional, subida de los precios y colapso del mercado interno, enumera el analista. El conflicto con el sureste no solo significa miles de vidas, sino también la destrucción de la principal región industrial, lo que solo agrava la crisis económica, subraya Zharijin.
"En cuanto a la otra demanda de Maidán —el cuerpo de las autoridades— fue conseguido algo completamente opuesto. Quedó destruida la vertical común del poder. Si anteriormente los oligarcas dirigían el país a través de sus representantes, ahora están en el poder directamente, tanto en el poder central, como en el poder local. Como consecuencia: la falta de reformas cardinales y labacanal de la corrupción", concluye el analista.