Según los expertos, citados por la agencia Sputnik, "la demonización" es un truco de manipulación social que se aplica desde hace muchos años. Calificando a sus oponentes en la arena mundial como "tiranos", "dictadores", "invasores", se busca obtener la aprobación pública de acciones hostiles en la persecución de objetivos concretos.
"Los gobiernos occidentales han usado este truco en varias ocasiones, creando las imágenes de los líderes extranjeros 'malvados'", escribe la agencia. En particular, preparando el terreno para la invasión en Irak, Occidente tachó al exlíder iraquí y aliado de Washington, Saddam Hussein, de "tirano" y le acusó de crear armas de destrucción masiva.
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Entre las víctimas de esa estrategia también se encuentra el exlíder de Libia, Muammar Gaddafi. En Siria, desde el comienzo de la guerra en 2011, países occidentales no dejan de repetir su mantra sobre el "régimen tiránico" de Bashar al Assad, aunque el líder fue democráticamente reelegido en julio del 2014.
Y últimamente los medios de comunicación occidentales se han centrado en "la demonización" del presidente ruso, Vladímir Putin, para lograr sus intereses económicos y geopolíticos en Ucrania. Se informa, por ejemplo, que las empresas occidentales ya han tomado bajo su control la mitad de los 32 millones de hectáreas de campos de cultivo del país.
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EE.UU. no quiere que la gente se entere de la información que Washington oculta y sigue su política de demonización contra los demás para justificar sus intervenciones, afirman los analistas.