El problema ucraniano y la confrontación entre Occidente y Rusia es un ejemplo de lo que pasa cuando la OTAN, EE.UU. y Reino Unido basan su política "en la fe y la arrogancia imperial" en vez de en "la ciencia y la experiencia", escribe el periodista Murray Dobbin para la revista en línea canadiense 'The Tyee'.
"En el mundo hay suficientes peligros geopolíticos reales, como para crear nuevos por arrogancia e ignorancia, pero eso es lo que está pasando ahora mismo y las consecuencias serán catastróficas", advierte el periodista.
EE.UU., Reino Unido, Canadá y "los niños con sus juguetes en la OTAN" tratan a Rusia "como si fuera un poder medio insignificante", buscando pelea, opina Dobbin, que califica esta conducta como "estúpida", debido a los problemas económicos internos del Occidente.
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Políticos que tradicionalmente están poco informados sobre los problemas que tienen que afrontar dejan de escuchar a los especialistas y empiezan a "crear su propia realidad
Según el periodista, el problema es que los políticos, que tradicionalmente están poco informados sobre los problemas que tienen que afrontar dejan de escuchar a los especialistas y empiezan a "crear su propia realidad, ya que [EE.UU.] es un Imperio", como se jactó en 2005 uno de los asesores de George Bush hijo Karl Rove. Y como ahora sabemos, la realidad que crearon es el Estado Islámico, que ahora amenaza a todo el mundo, recuerda el periodista.
Al dejar de confiar en expertos, los políticos empiezan a basarse en la fe y las consecuencias también son "obvias", como las que se puede ver en Ucrania, apunta el periodista. Una investigación de la Cámara de los Lores británica reveló "la catastróficamente mala interpretación por Reino Unido y la UE del estado de ánimo del Kremlin antes de la crisis en Ucrania, lo que llevó a que estos entraran como somnámbulos en la crisis".
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La Cámara de los Lores reveló "la catastróficamente mala interpretación por Reino Unido y la UE del estado de ánimo del Kremlin antes de la crisis en Ucrania, lo que llevó a que estos entraran como somnámbulos en la crisis
En vez de escuchar a los especialistas, incluso a organizaciones de Inteligencia, sobre las posibles consecuencias, los líderes occidentales, así como los medios, adoptan un manera de hablar propia "de los cruzados", empeorando la situación, lamenta el periodista.
Lo que necesita Ucrania son miles de millones de dólares, pero Occidente no tiene la intención de proveerle de semejante ayuda económica, a la vez que siguen "instigando constantemente el nacionalismo Ucraniano". Además, Washington quiere enviar "armas avanzadas" a Ucrania sin hacer caso a la canciller alemana Ángela Merkel, que está en contra. "Al parecer, apenas se dan cuenta que habrá consecuencias para sus acciones y su retórica", como, por ejemplo, una guerra nuclear contra Rusia, presupone Dobbin.
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"Las cosas son realmente peligrosas" cuando uno de los "belicistas preeminentes de América" como es Henry Kissinger "está preocupado por la política de EE.UU.", concluye la publicación. Y fue precisamente Kissinger quién escribió que Ucrania debe convertirse en un puente entre Rusia y Occidente, y no en un puesto avanzado entre ellos. La cuestión es si la arrogancia de Occidente lo permitirá.
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