A diferencia del mandato de Bush, cuando Condoleezza Rice lo alertaba de las inexistentes armas de destrucción masiva de Saddam Hussein y "la posible amenaza de una nube de hongo en EE.UU." que en realidad no existía, ahora sí hay una amenaza real que "emana de Washington y surge de la demonización de Rusia y su liderazgo", escribe el periodista y escritor estadounidense Paul Craig Roberts en su artículo publicado por American Free Press.
El hecho de que unas mentiras tan descaradas provengan del gobierno debería asustarle hasta la muerte
El autor da el ejemplo de un programa de Wolf Blitzer en la CNN, al que tacha de "propaganda irresponsable", llena de "mentiras descaradas" que "forma parte de una campaña de propaganda organizada, cuyo objetivo es preparar a los estadounidenses para un conflicto con Rusia", advierte el analista. "Los denominados 'medios convencionales' se han transformado en un Ministerio de Propaganda", concluye Roberts.
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Una propaganda similar se difunde en el Reino Unido, donde el ministro de Defensa Michael Fallon, calificó a Rusia como "un peligro real y presente" para Europa. "El hecho de que unas mentiras tan descaradas provengan de altos funcionarios del Gobierno sin una pizca de pruebas y sin vergüenza, debería asustarle hasta la muerte", afirma el periodista. "Estamos presenciando un irrespeto total por la verdad y la vida humana por parte de los funcionarios gubernamentales y los medios", agrega Roberts.
"La propaganda lleva al mundo a la guerra. La propaganda ha destruido la confianza entre los poderes nucleares y ha resucitado la amenaza de un Armagedón nuclear", denuncia el autor. Al mismo tiempo, explica que "claramente, la amenaza a EE.UU. y el mundo entero reside en Washington y no en Moscú". "La amenaza es la ideología neoconservadora demente de la hegemonía mundial de EE.UU. apoyada por la desenfrenada ambición de un complejo militar-industrial estadounidense para controlar los recursos del mundo", explica Roberts.
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La amenaza a EE.UU. y el mundo entero reside en Washington y no en Moscú
Putin comprende la gravedad de la situación y trabaja duro para difuminarla, pero Washington lo hace difícil, ya que el precio que Putin debe pagar, según EE.UU., es entregar Crimea y la base naval del Mar Negro, dejar de apoyar a la población rusohablante en el sudeste de Ucrania y aceptar las bases de la OTAN en Ucrania. "La exigencia de Washington es una rendición preventiva de Rusia", concluye el autor.
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Francia y Alemania ya se han dado cuenta de que "Washington está loco" y trabajan para detener el empuje de EE.UU. hacia la guerra. "Washington y su marioneta británica han pasado los últimos 70 años sembrando muerte y destrucción", escribe Roberts refiriéndose a la situación en Afganistán, Irak, Libia, Somalia, Siria, Pakistán, Yemen, así como al derrocamiento de los gobiernos democráticamente elegidos en Honduras y Ucrania. "¿Acaso no son suficientes estos males?", pregunta Roberts.