"En 2010 la Administración del presidente Barack Obama aprobó una serie de reformas del FMI que habrían dado mayor influencia a los miembros de los BRICS, pero el Congreso estadounidense rechazó estas reformas para evitar que China gane más terreno en la economía mundial", asegura el investigador de la Escuela de Economía de Londres y de la Universidad de Pekín, Jared McKinney en un artículo del portal 'The Diplomat'.
"El rechazo a reformar el FMI agravó las contradicciones entre los dos países y se hizo evidente que EE.UU. no está dispuesto a compartir el poder con China. A Washington le conviene mantener el actual orden mundial", agrega McKinney.
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Pero el mundo está cambiando, China ha creado una estructura financiera mundial paralela como es el Banco Asiático de Inversiones en Infraestructura (BAII) y el nuevo Banco de Desarrollo de los BRICS. Además, el deseo de varios aliados de Washington de ingresar en el BAII, contradiciendo las órdenes de EE.UU., ha creado un ambiente en el que una confrontación militar entre Pekín y Washington no parece imposible, señala el analista.
EE.UU. insiste en mantener el estatus quo, mientras que China está dispuesto a cambiar el actual orden. Las posibilidades de que ambas potencias eviten una guerra son del 50%. Una confrontación bélica no tendrá lugar solo en caso de que los líderes de ambos países hagan todo lo posible para evitarlo, finaliza.