"Al terminar la Guerra Fría, nació la Paz Fría", escribe el politólogo británico Richard Sakwa en su artículo publicado por The Nation, donde habla de dos acontecimientos históricos que "ayudaron a marcar el curso del siglo XX": la Conferencia de Yalta en 1945 y la Cumbre de Malta de 1989.
Occidente asumió una victoria que eliminó toda esperanza de una verdadera colaboración con Rusia
Sakwa expresa que en 1945, Roosevelt, Churchill y Stalin "aceptaron la idea del pluralismo europeo de que diferentes sistemas sociales tendrían que aprender cómo vivir unos junto a otros sin entrar en conflicto". Asimismo, se confirmó "una interpretación mutua de que la Unión Soviética era un gran poder cuyos intereses debían, a partir de entonces, tenerse en cuenta".
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Ante todo, la conferencia "reconoció que las victorias del Ejército Rojo en la guerra dieron a la Unión Soviética el derecho de ser tratada como un igual a la hora de decidir sobre asuntos globales", insiste el politólogo. No obstante, la Cumbre de Malta cambió el equilibrio diplomático y estratégico del poder, afirma Sakwa.
Las bases de la seguridad europea y global deben reconsiderarse
Gorbachov imaginaba que Rusia seguiría siendo un gran poder que trabajaría en colaboración con Occidente, escribe el autor. No obstante, "Occidente asumió una victoria que eliminó toda esperanza de una verdadera colaboración con Rusia". Con Bill Clinton, la OTAN creció hasta las mismas fronteras de Rusia, recuerda el politólogo, mientras que "Occidente alimentó su propio mito del "fin de historia".
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"Las relaciones este-oeste, desde luego, no han sido un compromiso entre iguales, por la simple razón de que Occidente no considera a Rusia un igual en términos políticos", concluye Sakwa. Al mismo tiempo, el especialista se muestra convencido de que si Occidente "se hubiera abierto al concepto visionario de la transformación europea de Gorbachov, no estaríamos afrontando el catastrófico colapso del sistema de seguridad europeo amenazado por el conflicto en Ucrania".
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"Occidente vive en un mundo donde el tiempo se ha detenido. El mito sobre su victoria en la Guerra Fría se considera la base del orden internacional contemporáneo", afirma Sakwa, añadiendo que si se quiere alcanzar la estabilidad en Europa, se deben desafiar los mitos del último cuarto de siglo. "Las fundaciones de la seguridad europea y global deben reconsiderarse. Lo que está en juego no podría ser más importante", concluye el politólogo.