La crisis en Ucrania es un duro golpe para la seguridad nacional de EE.UU., aún más que la guerra en Irak.
Según la opinión de Stephen Cohen, el curso político actual de las autoridades estadounidenses en consideración a Rusia puede resultar destructivo para el país, ya que si Washington pierde el contacto con Rusia, Moscú rechazará cualquier colaboración en materia de seguridad internacional.
"La crisis en Ucrania es un duro golpe para la seguridad nacional de EE.UU., aún mayor que la guerra en Irak. Y ello se debe a que no hay ninguna cuestión, ni regional ni nacional, que EE.UU. pueda resolver sin Moscú", dice Stephen Cohen, que recuerda que Rusia sigue siendo el país más grande del mundo, y que cuenta con grandes riquezas energéticas y un arsenal considerable. El aislamiento de Rusia propiciará "la creación de unas relaciones fuertes entre Rusia y Este", estima el historiador.
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Según Cohen, Rusia intenta colaborar con Estados Unidos desde la época de Gorbachov. "Pero cada vez que pensamos que tenemos acuerdos" -cita las palabras de líder ruso Vladimir Putin- "empieza a mostrar su fuerza hegemónica y todos tienen que hacer solo lo que les viene bien".
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Cada vez que pensamos que tenemos acuerdos, EE.UU. empieza a mostrar su fuerza hegemónica y todos tienen que hacer solo lo que les viene bien.
Al comienzo de la pasada década ambos países tuvieron la posibilidad de establecer una colaboración estratégica, dice Cohen. Sin embargo, los pasos del presidente ruso hacia un acercamiento se toparon con "la traición" por la parte de George W. Bush que había desvnculado su país del tratado de defensa antimisiles, fundamento de la seguridad nuclear de Rusia. Según el historiador, Estados Unidos perdió entonces una oportunidad excepcional que habría podido ser crucial para forjar unas buenas relaciones con Rusia.