Las relaciones entre Rusia y Occidente se deterioraron en el último año debido a la crisis ucraniana. En un principio la Unión Europea y EE.UU. impusieron sanciones contra determinadas personas y empresas rusas, pero después aplicaron esas medidas contra varios sectores de la economía rusa. En respuesta, Moscú restringió la importación de productos alimenticios provenientes de países que implementaron esas medidas: EE.UU., los Estados miembros de la UE, Canadá, Australia y Noruega.
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"En un futuro cercano tendremos que tomar una decisión sobre prorrogar o no estas medidas de respuesta (el embargo). Pero lo que puedo decir con certeza es que nuestra decisión será equivalente y se basará en las acciones de nuestros socios occidentales", dijo Medvédev, citado por la agencia RIA Novosti.
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