'Alianza de altura': El apretón de manos del Apollo-Soyuz marcó un hito en plena Guerra Fría
El cosmonauta soviético Alexéi Leonóv y el astronauta estadounidense Tom Stafford personificaron el principio de una nueva era de cooperación entre las dos grandes potencias mundiales de aquellos años en torno al proyecto espacial Apollo-Soyuz. Gracias a este trabajo en común, ambas naciones han liderado desde entonces la industria espacial. Por ejemplo, sin misiones como esta, sería imposible hablar hoy de una realidad como la Estación Espacial Internacional. Durante los dos días que permanecieron unidas sus naves, trabajaron como hermanos, codo con codo, en beneficio de la ciencia y el desarrollo.
"Cuando volamos al Apollo-Soyuz, la Guerra Fría estaba en su punto álgido. Cada país tenía armas, miles de tanques. Reinaba un ambiente muy tenso, pero la política no influyó en lo que hicimos en el espacio", relata Tom Stafford. "En julio de 1975 las dos naves se conectaron y trabajamos juntos demostrando a todo el mundo que dos países con diferentes idiomas y sistemas políticos podían trabajar juntos para mejorar las cosas en el mundo", recuerda Stafford.
Tanto Leonov como Stafford son hijos de una época distinta y no acaban de ver con buenos ojos la irrupción del sector privado en el campo aeroespacial. "Creo que los vuelos comerciales no indican el estado de las investigaciones actuales. Este nivel lo muestran programas estatales bien elaborados y financiados. Los vuelos comerciales son solo una pequeña parte de lo que se puede y se debe usar", afirma Leonov.
Curiosamente en la actualidad cuando vemos que las relaciones entre ambos países se han enfriado, los astronautas y cosmonautas de nuestro tiempo siguen apostando por la colaboración y el compañerismo como única vía hacia el desarrollo. No en vano, el apretón de manos de Leonov y Stafford tuvo una versión moderna en el llamado 'abrazo de Baikonur'.
Cuatro décadas después, ha quedado claro que, al margen de ser una histórica hazaña espacial, la misión Apollo-Soyuz fue, sobre todo, un éxito de cooperación, que demostró al mundo que cuando dos países dejan atrás sus diferencias pueden conseguir lo inimaginable.