"Simplemente no se puede confiar en Occidente", escribe Paul Craig Roberts en su último artículo.
"Washington está comprometido con la hegemonía económica y política sobre todos los demás países y utiliza el sistema financiero occidental para la congelación de activos, confiscaciones y sanciones", explica.
En opinión del economista, "los países que tienen políticas exteriores independientes y también tienen activos en Occidente no pueden esperar que Washington respete sus derechos de propiedad".
Cuando un miembro de la propia UE está siendo saqueado y enterrado en el suelo por sus compatriotas, ¿cómo pueden Rusia, China e Irán esperar un trato mejor?
EE.UU., prosigue Roberts, "bloquea o roba los activos de los países o, como en el caso de Francia, impone multas de miles de millones de dólares, con el fin de forzar el cumplimiento de las políticas de Washington", un ejemplo de lo cual es Irán, que durante años no pudo utilizar sus 100.000 millones de dólares, aproximadamente una cuarta parte del PIB del país, simplemente por insistir en sus derechos recogidos en el Tratado de No Proliferación.
Cuando, a pesar de todo, el presidente y el ministro de Asuntos Exteriores de Rusia siguen llamando a EE.UU. y sus Estados vasallos de la Unión Europea "nuestros socios", deben de ser sarcásticos, ya que "lo más cierto de nuestro tiempo es que Washington y sus vasallos no son socios de Rusia", asegura el experto, que recuerda que la doctrina Wolfowitz, que es la base de la política exterior y militar de EE.UU., reza que no se puede permitir el ascenso de Rusia ni de ningún otro país porque EE.UU. es el poder único y no puede tolerar ninguna restricción en sus acciones unilaterales.
Ningún país con activos dentro del sistema occidental puede permitirse el lujo de tener diferencias políticas con Washington
"Mientras esta doctrina reine en Washington, ni Rusia, ni China ni Irán, a pesar del acuerdo nuclear, pueden estar seguros", señala el analista.
Desde su punto de vista, antes de volver a decir "socios estadounidenses", Putin y Lavrov deben reflexionar sobre la falta de buena voluntad de la Unión Europea hacia Grecia.
"Cuando un miembro de la propia Unión Europea está siendo saqueado y enterrado en el suelo por sus compatriotas, ¿cómo pueden Rusia, China e Irán esperar un trato mejor? Si Occidente no tiene buena voluntad hacia Grecia, ¿dónde está la buena voluntad de Occidente hacia Rusia?", se pregunta el autor del artículo.
A su juicio, el Gobierno griego se vio obligado a capitular ante la Unión Europea, a pesar del apoyo que había recibido en el referéndum, "porque los griegos confiaban en la buena voluntad de sus socios europeos" y no esperaban una actitud "tan despiadada de sus compañeros de los Gobiernos miembro de la Unión Europea", lo que dejó al Gobierno griego sin un 'plan B'.
"El 'globalismo', tan promocionado en Occidente, es incompatible con el unilateralismo de Washington. Ningún país con activos dentro del sistema occidental puede permitirse el lujo de tener diferencias políticas con Washington", concluye el economista.