"El objetivo real de estas organizaciones no gubernamentales es hacer avanzar la hegemonía de Washington. (…) Es impresionante que los Gobiernos de los dos países que Washington ha considerado como 'amenazas' durante tanto tiempo hayan sido tan tolerantes hacia las ONG financiadas por extranjeros", insiste Roberts en su página web.
Sin embargo, los intentos de EE.UU. de "usar su quinta columna" para desestabilizar a los dos países "capaces de resistir su hegemonía" no han tenido mucho efecto, subraya el analista. En Rusia, el 89% de la población apoya a su presidente, según las encuestas. Esta propaganda ha dado sus frutos solo entre "los despreocupados estadounidenses y europeos", opina Roberts.
"Mucha gente en Occidente cree actualmente que Vladímir Putin manipuló las urnas y aprovecha su mandato para reconstruir el Imperio soviético y destruir Occidente. Pero destruir Occidente no es muy difícil. Occidente prácticamente ya se ha destruido a sí mismo", comenta.
En cuanto a Pekín, Washington apoyó las protestas en Hong Kong con la esperanza de que se extendieran también al territorio de China, destaca el analista. Además invirtió en la clase rica del país a través de las corporaciones estadounidenses que operan en territorio chino. Pero eso tampoco funcionó, subraya.
"Para que la vida en la Tierra continúe, los estadounidenses deben entender que ni Rusia ni China (…) suponen una amenaza para EE.UU. La amenaza para EE.UU. reside enteramente en la ideología neoconservadora enloquecida de la hegemonía de Washington sobre el mundo y sobre el pueblo estadounidense. Este objetivo arrogante condena a EE.UU. y sus estados vasallos a la guerra nuclear", concluye Roberts.