Crece la irritación entre Europa y EE.UU.

A primera vista pudiera parecer que las relaciones entre EE.UU. y Europa son armoniosas, pero la realidad es bien distinta, sostiene el profesor Konrad H. Jarausch. "A puerta cerrada en Washington y en Bruselas crece la irritación", escribe el historiador para la revista 'Foreign Affairs'.

Europa y EE.UU. "se alienan" uno al otro cada vez más, escribe profesor de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill, Konrad H. Jarausch, para la revista 'Foreign Affairs'. Por un lado, esto se debe al "alejamiento personal" entre los líderes europeos y el presidente estadounidense, Barack Obama. De hecho, a Europa no le convencen los resultados de la presidencia de Obama, que se muestra "molesto" por el hecho que la UE tarda demasiado en tomar decisiones que apoyen su política, explica.

Mientras el comercio entre EE.UU. y la UE "ha alcanzado nuevas cotas" en 2015, las "diferencias culturales […] complican la cooperación en materia de cambio climático, globalización, migración y terrorismo", opina. Las negociaciones sobre la Asociación Transatlántica para el Comercio y la Inversión (TTIP en inglés) se han estancado debido a los desacuerdos en materias de "alimentos transgénicos, normas de seguridad industrial y los temores a una competencia no regulada".

Según el profesor, Europa no se olvida del espionaje electrónico masivo de EE.UU., mientras muchos medios estadounidenses se pronuncian en contra de la austeridad que impone la UE, "ante todo en Grecia". En EE.UU. crecen la críticas hacia el euro, mientras en Europa crece "el ánimo antiamericano", sostiene. Y añade: "Muchos europeos buscan liberarse de la tutela de Washington".

Asimismo, crecen las disensiones en cuanto a "la aplicación de la fuerza", ya que la UE "prefiere negociar para buscar soluciones políticas en vez de apostar por la intervención militar. Según el historiador, Europa vivió muy de cerca dos guerras devastadoras, así que no muestra el mismo entusiasmo que EE.UU. para atacar, por ejemplo, Irak, que Alemania y Francia, que rechazaron participar en la invasión de 2003. Asimismo, Alemania y Rusia se abstuvieron en la votación del Consejo de Seguridad de la ONU a favor de intervención a Libia, y "pocos países europeas quieren verse involucrados en el conflicto en Siria".

Finalmente, existe una serie de desacuerdos culturales, insiste Konrad H. Jarausch. Europa no entiende "la cultura de las armas" estadounidense que provoca "tasas de homicidios cada vez más altas", ni las leyes estrictas, gracias a las que "la población carcelaria es varias veces superior" que en la UE. Además, nientras muchos países europeos creen que los programas de bienestar social tienen que "tener la prioridad" en sus presupuestos, para EE.UU. y la OTAN los prioritarios son los gastos militares. Por último, mientras Europa opta por proteger la privacidad y los datos personales, EE.UU. adopta la Ley Patriota que "frena las libertades civiles".