La campaña norteamericana para frenar al Estado Islámico (EI) en Siria e Irak hace aguas. Desde Washington llegan señales de alarma, como el anuncio sobre la posible renuncia del general John Allen, a quién la agencia llamó 'el zar' de la guerra contra el EI. Motivos no faltan, ya que el parte desde el frente sirio no contiene avances contra el yihadismo.
"Es un fracaso humillante y los refugiados son consecuencia de ello", opinó el senador republicano John McCain, quien representa el ala dura de su partido. El veterano político se mostró muy crítico con la estrategia del presidente estadounidense, Barack Obama, de participar en una coalición internacional e intervenir con bombardeos aéreos sin desplegar a sus soldados sobre el terreno.
"Admitímoslo: la coalición americana ha estado en Siria durante un año, ha bombardeado y ha llevado a cabo alrededor de 7.000 ataques aéreos, según distintos medios. Sin embargo, el EI sigue allí y tomó la antigua ciudad de Palmira protegida por Unesco, así que este esfuerzo no es eficaz", aseguró a RT el representante de Rusia en la ONU, Vitali Churkin.
Sin embargo, la cara más fallida de la estrategia de la Casa Blanca es otra: la Brigada 30. Con un presupuesto de 500 millones de dólares, el plan de entrenar a rebeldes sirios moderados pretendía crear una formación inicial de 5.400 soldados que, a largo plazo, permitiera desplegar a 12.000 efectivos. Hasta el momento, esas pretensiones contrastan con la realidad: ni siquiera son una decena.
"De los 60 combatientes sirios que entrenamos a través de nuestro programa especial, ¿cuántos siguen en el programa?", preguntaron los congresistas al Pentágono. "Es un número pequeño, siguen luchando cuatro, tal vez cinco personas", fue la respuesta de su representante, el general Lloyd Austin.
Las comitivas de la Brigada 30 han fracasado sucesivamente. El último revés llegó después de que el pasado 20 de septiembre entraran en terreno sirio 75 rebeldes moderados en un convoy de 12 vehículos. A pesar de estar formados y equipados por EE.UU., la comitiva se rindió y entregó sus armas al Frente Al Nusra.
En las redes sociales, cuentas que aseguran que son del Frente Al Nusra informaron: "Una fuerte bofetada para Estados Unidos: el nuevo grupo de la Brigada 30 que entró ayer rindió todas sus armas a Frente Al Nusra. Nos entregaron una gran cantidad de munición, armamento de medio alcance y vehículos".
Pero sin duda, la gota que ha colmado el vaso es el comunicado del coronel Mohammed Daher, quien presentó su renuncia como jefe de personal de esa Brigada 30 y denunció graves carencias, aunque se desconoce bajo qué circunstancias hizo público este documento.
El coronel Daher destacó la lentitud en la implementación del programa de entrenamiento, la falta de personal, la escasa seriedad a la hora de implementar el proyecto y la falta de precisión y metodología en la selección de los equipamientos, entre otros aspectos.
Si se puede obtener alguna lectura positiva de esta campaña es que sus resultados han puesto de relieve la necesidad de ejecutar un plan político y militar consensuado en Siria. Rusia trabaja en ello desde hace meses y la Casa Blanca ya ofrece claros signos de aceptación. De acuerdo al secretario de Estado John Kerry, el presidente Barack Obama opinó que el diálogo entre militares es un "paso importante" y que, con suerte, podrá darse pronto para definir algunas de las opciones disponibles.
Por su parte, la crisis de refugiados procedentes de Siria también obliga a que la Unión Europea adopte una postura más aperturista e incluya al, hasta ahora, inadmisible presidente sirio, Bashar Al Assad. "No tenemos que dialogar sólo con EE.UU. y Rusia, sino con muchos otros actores regionales importantes, desde Al Assad hasta Irán y los países sunitas, como Arabia Saudita", aseguró la canciller de Alemania Ángela Merkel en Bruselas.
En cualquier caso, la unidad de todos los actores presenta un futuro esperanzador para Siria, Irak y todos los refugiados que huyen de la guerra y el EI.