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Cinco preguntas que enfrentan a palestinos e israelíes

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La búsqueda de una solución duradera y justa para el conflicto palestino-israelí forma parte de la agenda internacional desde hace décadas. Aunque algunas de sus recetas son comúnmente aceptadas, el planteamiento de ciertas cuestiones provoca de forma casi ineludible que ambas partes tomen las armas.
Cinco preguntas que enfrentan a palestinos e israelíes

¿Es Palestina un Estado?

La fundación del Estado de Palestina fue proclamada el 15 de noviembre de 1988 en Argelia en una sesión extraordinaria del Consejo Nacional de Palestina, un órgano representativo en exilio. Acto seguido, más de 80 países la reconocieron.

Desde 1994 la Autoridad Nacional Palestina ha tenido representación en la ONU. El proceso de reconocimiento del Estado palestino se aceleró en el año 2010, cuando, entre otros, más de una docena de países de América Latina y el Caribe reconocieron Palestina dentro de las fronteras de 1967, previas a la Guerra de los Seis Días. El 29 de noviembre de 2012 la Asamblea General de la ONU aprobó el ingreso de Palestina como Estado observador con 138 votos a favor, 41 abstenciones y 9 en contra.

Cada uno de los pasos de los Gobiernos del mundo a la hora de aceptar la presencia de Palestina en la comunidad de naciones ha provocado la reprobación e indignación de las autoridades israelíes. El gabinete de Benjamín Netanyahu suele tachar de 'irresponsables' las decisiones de países soberanos de establecer relaciones diplomáticas con Palestina. Israel aceptó la existencia de la Autoridad Nacional, pero no reconoce a Palestina como país y percibe su independencia como una amenaza.

Para demostrar a los palestinos que no reúnen los requisitos para ser un Estado, las autoridades israelíes los apartan, por ejemplo, de los servicios aduaneros y de su propia frontera. Siempre que el mando político palestino da un paso hacia la emancipación se le aplican multas, que se suman a las pérdidas provocadas por la situación de desventaja a causa de la ocupación permanente de Cisjordania y la ruina que dejan las incursiones israelíes en la Franja de Gaza.

Así, tras el ingreso de Palestina en la ONU Tel Aviv retuvo durante meses los impuestos e ingresos que las aduanas israelíes recaudaban en los puertos y pasos fronterizos y que en el marco de un acuerdo bilateral correspondían a Palestina. Volvieron a hacerlo a principios de 2015, cuando Palestina solicitó su adhesión a la Corte Penal Internacional.

¿Es Israel un Estado?

Aunque el Estado de Israel, tal como se llama oficialmente el país hebreo, no deja de demostrar con los hechos que cumple todos los requisitos para ser considerado un Estado, hay fuerzas que le niegan rotundamente el derecho a existir. En la propia Palestina este punto de vista está muy extendido: las tierras palestinas ocupadas no son solo Cisjordania y Jerusalén, sino también todo el territorio en la costa este del Mediterráneo al sur del Líbano y los Altos del Golán.

Gran parte del mundo musulmán, incluidas las monarquías del golfo Pérsico, prefiere actualmente un compromiso en la cuestión territorial, pero el rechazo al derecho de los israelíes a tener un Estado es compartido por una de las potencias regionales: Irán. En un libro recién publicado con el título 'Palestina', el líder supremo del país, el ayatolá Alí Jameneí, considera el territorio absorbido por Israel como "el corazón de la comunidad islámica", donde los judíos solo pueden ser huéspedes o poblar algunas zonas periféricas, pero no Jerusalén, "la tercera Ciudad Santa".

A pesar de que Jameneí descarta la idea de una "guerra clásica" o una "masacre de judíos", tanto el Gobierno israelí como un gran sector de la población judía están constantemente alarmados ante los posibles desafíos a su existencia y son propensos a exagerar los peligros que suponen los palestinos. Casos de intolerancia religiosa o étnica, la profanación de la bandera de Israel, o incluso un mero acto de vandalismo por parte de un palestino se perciben como actos terroristas a los que los israelíes responden a tiros. 

¿Cuál es la frontera de la que las dos partes deben hacer concesiones para conseguir la paz?

Después de la primera guerra árabe-israelí (1948), el territorio inicialmente previsto por las Naciones Unidas para acoger un Estado árabe se redujo a la mitad. Las negociaciones de paz, que no son del todo infructuosas desde que Yasir Arafat e Isaac Rabin firmaron en 1993 el histórico acuerdo de Oslo, suponen la posibilidad de concesiones territoriales, ya sean mutuas o unilaterales. Con el tiempo se elaboró el principio 'tierra a cambio de la paz', que es compartido actualmente por Gobiernos mediadores, como los de Estados Unidos, Rusia e incluso Arabia Saudita.

Sin embargo, no está claro hasta qué punto deben ceder las autoridades palestinas cuando los territorios controlados por ellas en Cisjordania ya están fragmentados por las franjas de asentamientos administrados desde el Gobierno de Israel y protegidos por su Ejército. Las múltiples colonias hebreas en la región están extendiéndose sin cesar y el número de colonos sigue creciendo a pesar de las protestas por parte de Palestina y la condena internacional.

No existe ninguna frontera reconocida por ambas partes a partir de la cual se pueda negociar. Las líneas trazadas por la ONU no son respetadas por las autoridades de Israel. En estas condiciones, cada asentamiento nuevo en las tierras palestinas conlleva un nuevo conflicto, al menos local, y el desenlace siempre implica el uso de la fuerza.


¿Es Jerusalén capital y de qué país?

Según las leyes de Israel, la capital de este Estado es la ciudad de Jerusalén. En la opinión pública mundial, al igual que la de gran parte de los palestinos, eso no es cierto. El centro administrativo de Israel se asocia con la ciudad de Tel Aviv, que temporalmente albergó las autoridades israelíes en los primeros años de la historia contemporánea del país.

Palestina durante mucho tiempo defendió su derecho a que Jerusalén fuera su capital y no reconocía el derecho de Israel a controlar ningún barrio urbano. Bajo los auspicios de las Naciones Unidas en los años 1960 fueron determinados los límites municipales de Jerusalén Este, que ocupa gran parte del casco histórico de la ciudad.

La postura de la actual Administración palestina, encabezada por Mahmud Abbás, ya supone un compromiso: que Jerusalén Este en sus fronteras anteriores al 1967 sea la capital del Estado palestino y que Jerusalén Oeste lo sea de Israel. La soberanía de cada uno de los dos Estados sobre su respectiva parte de la ciudad debe ser total.

Por su parte, el actual primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ha insistido en varias ocasiones en que Jerusalén siempre será indivisible y estará bajo jurisdicción israelí, sea cual sea el rumbo de las negociaciones de paz.

Tanto la postura oficial israelí como dicho compromiso son inaceptables para el movimiento Hamás y otras fuerzas políticas palestinas. Por tanto, cada planteamiento del tema genera una ola de indignación en alguno de los dos bandos.


¿Cuál es el destino del Monte del Templo?

La emblemática elevación de Jerusalén que desde la Edad Media se conoce en el mundo cristiano como el Monte del Templo —tal como lo han llamado siempre los judíos— se percibe en la tradición árabe como el tercer lugar más sagrado para los musulmanes, que la llaman la Explanada de las Mezquitas, nombre con el que la UNESCO registra el lugar como joya del patrimonio cultural de la humanidad.

Algunos judíos creen que precisamente en este lugar se debe construir el Tercer Templo del pueblo israelí. Otros, en cambio, están convencidos de que el templo prometido se erigirá por sí solo o, mejor dicho, por voluntad divina. Ambas interpretaciones de la Santa Escritura son inaceptables para los musulmanes, que quieren conservar la Explanada en su aspecto actual, con las dos mezquitas que se levantan ahí desde el siglo VII: la de Al Aqsa y la del Domo de la Roca.

En la sociedad palestina siempre existe temor por los planes que puedan tener las autoridades israelíes para este sitio histórico. Todo tipo de rumores y las repetidas restricciones de acceso a la zona para los palestinos, ordenadas por las autoridades israelíes, hacen estallar la situación en medio de las tensiones rutinarias. Así ha sucedido más de una vez en el pasado. El 28 de septiembre de 2000, tras una visita a la Explanada del entonces primer ministro de Israel, Ariel Sharón, estalló la llamada Intifada de Al Aqsa, un brote de violencia de gran escala. A mediados de septiembre de este 2015 otra ola de agresiones fue propiciada por los rumores sobre un supuesto plan de modificar los viejos acuerdos para la gestión del lugar.

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