"EE.UU. ya ha aceptado el papel militar de Rusia. A pesar de lo triste que sea esto para los arquitectos del sistema de 1973, la atención actual en Medio Oriente debe permanecer centrada en lo esencial", declaró Kissinger en su artículo publicado en la revista 'Wall Street Journal'. El experto político llama al Gobierno norteamericano a reconocer la necesidad de dialogar con otras grandes potencias.
Según Kissinger, EE.UU. debe por fin entender, que "la principal preocupación de Moscú consiste en que el colapso del régimen de Assad podría reproducir el caos de Libia, imponer el poder del Estado Islámico en Damasco y convertir a toda Siria en un paraíso para los terroristas, que posteriormente alcanzarán las regiones musulmanas dentro de Rusia en el Cáucaso y así como en otros lugares".
También subrayó que las acciones de Moscú podrían ayudar a Irán a mantener elementos chiíes en Siria. "En un sentido más profundo, los propósitos de Rusia no requieren la continuación indefinida del gobierno de Assad. Es una clásica maniobra de la balanza de poder para desviar la amenaza terrorista por parte de los suníes radicales de la región fronteriza con el sur de Rusia", subrayó. "Se trata de geopolítica y no de la ideología", explicó. "Pero cualquiera que sea su motivación, las fuerzas rusas ya están en la región y su participación en las operaciones de combate produce el desafío de la política norteamericana en Oriente Medio a una escala jamás vista por lo menos a lo largo de cuatro décadas", aseveró.