Zineb El Rhazoui trabaja para el semanario francés Charlie Hebdo y sabe de amenazas. Los terroristas de Al Qaeda y del Estado islámico (EI) ya pusieron sus ojos en esa publicación y la periodista recuerda que muchos calificaron su postura como "muy valiente", pero asegura que los periodistas de México tienen aún más valor y, "al ver el contexto en el que trabaja la mayoría, me pregunto si yo tendría el mismo coraje", publicó el semanario 'Proceso'.
"Yo no creo que el EI sea más peligroso que la mafia y la clase política de México", en donde ejercer la profesión periodística resulta "catastrófico", aseguró la periodista durante la Feria Internacional del Libro 2015, que se celebra desde el 23 de octubre hasta el 2 de noviembre en el estado de Oaxaca y cuyo lema es '¡Expresiones en Libertad!'.
El Rhazoui argumentó que en el país norteamericano "las amenazas son muy difusas: pueden proceder de políticos, de un cártel de drogas... de cualquiera, y no solamente hablamos de amenazas, sino de ejecuciones". En este sentido, remarcó que México es el país con mayor cantidad de periodistas asesinados, por lo que expresó que son los comunicadores quienes "pagan el precio" cuando "un país está enfermo".
Las amenazas son muy difusas: pueden proceder de políticos, de un cártel de drogas... de cualquiera, y no solamente hablamos de amenazas, sino de ejecuciones
Pese a esta situación y a las calamidades que rodean el trabajo de la prensa, la periodista de Charlie Hebdo aseguró que "no hay que ceder a la amenaza del miedo, porque cuanto más sean y más juntos estén para expresar su opinión, habrá menos represiones".
En México aún sigue la conmoción por el crimen del fotoperiodista Rubén Espinosa Beril, cuyo cuerpo fue encontrado a finales de julio con signos de tortura. Su asesinato provocó una importante cantidad de marchas y protestas reclamando mayor seguridad.
Las estadísticas justifican el temor y las exigencias de protección: según un informe sobre los riesgos de ejercer el periodismo en México durante 2014, un trabajador de prensa es agredido cada 26,7 horas, casi el doble que durante la presidencia de Felipe Calderón, cuando los comunicadores sufrían ataques cada 48,1 horas.