El Pentágono afirma que sus aviones militares no tenían intención de sobrevolar las islas artificiales construidas por Pekín en el mar de la China Meridional. El incidente protagonizado por dos bombarderos estadounidenses B-5, que el pasado 10 de diciembre penetraron en la zona de 22 kilómetros en torno a las islas artificiales cerca del archipiélago en disputa Spratly, desató la crítica acalorada de China.
Pekín calificó el incidente de "provocación militar seria" y envió una queja diplomática a la embajada de EE.UU. Por su parte, Washington se ha comprometido a llevar a cabo operaciones de libre navegación, patrullando en el mar allí donde lo permita la ley internacional, es decir evitando el territorio de 12 millas náuticas (poco más de 22 kilómetros) alrededor de territorios de otros países, incluidas islas en disputa como las Spratly. En este contencioso EE.UU. no reconoce la reclamaciones territoriales chinas sobre las islas artificiales.
Este sábado el portavoz del Pentágono Mark Wright explicó a AP que el vuelo del 10 de diciembre no formaba parte de las operaciones de libertad de navegación, y precisó que los aviones "no tenían ninguna intención de atravesar las 12 millas náuticas de ningún terreno insular". Según dijo, EE.UU. examina el caso y no descarta que los aviones pudieran haberse desviado.
Un día antes un alto cargo anónimo dijo a 'The Wall Street Journal' que los aviones "se vieron obligados a desviarse del curso original" debido a las malas condiciones climáticas.
El pasado 12 de noviembre dos bombarderos B-52 de EE.UU. se acercarom deliberadamente a las islas artificiales chinas en el archipiélago Spratly, provocando la ira del gigante asiático.