'Obama en el país de las maravillas': El discurso sobre Siria, digno de su política "esquizofrénica"
El presidente de EE.UU., Barack Obama, afirmó que la participación de Rusia en Siria es un signo de debilidad e insistió en el cambio del gobierno en Damasco, pasando por alto las conversaciones de paz en curso y haciendo caso omiso de los éxitos del Ejército sirio y las fuerzas kurdas en la lucha contra los terroristas.
"Si uno es fuerte, no tiene que enviar su Ejército para apoyar a su aliado", aseveró el presidente estadounidense este martes ante los periodistas durante el descanso de la cumbre EE.UU.-Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) celebrada en California.
"Ellos tienen la legitimidad en su país, y pueden gestionarlo por sí mismos", manifestó Obama. "Uno envía su Ejército cuando el caballo que apoya no es eficaz", remató.
La intervención de Rusia, no de EE.UU., está siendo el factor internacional determinante de ayuda al Ejército Árabe de Siria
Asimismo, el mandatario estadounidense desestimó las recientes victorias del Ejército Árabe de Siria y de los combatientes kurdos al norte de Alepo calificándolas de "avances iniciales", y aseguró que tres cuartas partes de Siria todavía están controladas por fuerzas que no son el Gobierno de Damasco.
"El hecho de que Putin tuviera finalmente que enviar sus tropas, y su aviones... e invertir [en] esta operación militar masiva... no ha sido el testimonio de una gran fuerza, sino una prueba de la debilidad de la posición de Al Assad", reitera Obama, que se negó a reconocer la naturaleza antiterrorista de la operación militar de Rusia en Siria.
"Los verdaderos intrusos son EE.UU. y Occidente"
Obama culpó a Rusia porque EE.UU. ha estado trabajando durante años para derrocar al Gobierno sirio, incitando y armando a los rebeldes, afirma a RT el comandante y exabogado militar estadounidense Todd Pierce.
En su opinión, Washington "no quiere dar a Rusia ninguna legitimidad, así como tampoco la quiere dar a Siria o a Al Assad", aunque los verdaderos "intrusos" son EE.UU. y Occidente".
"Assad es el Gobierno legítimo de Siria, y Rusia ha sido invitada para ayudarle", así que "inherentemente tiene legitimidad", explica Pierce.
La política de EE.UU. parece "absolutamente esquizofrénica"
Las declaraciones del presidente estadounidense muestran que a Washington no le importa la derrota del Estado Islámico, y que ha vuelto a la vieja política de defensa de un cambio de régimen en Damasco, estima, por su parte, Brian Becker, de la coalición Answer contra la guerra.
Este experto recuerda que es "la intervención de Rusia, no de EE.UU., la que está siendo el factor internacional determinante de ayuda al Ejército Árabe de Siria", que a su vez ha asumido la mayor parte de los combates y las muertes para detener al Estado Islámico.
Según Becker, la intervención de Rusia ha "cambiado irreversiblemente la dinámica militar" en Siria, mientras que los militantes respaldados por EE.UU., Turquía, Arabia Saudita y Catar han estado perdiendo terreno desde octubre de 2015, y Washington parece más molesto que satisfecho con este cambio.
"Esto demuestra que la política de EE.UU. ha sido un fracaso catastrófico", afirma Becker, añadiendo que dar prioridad a la destitución del presidente Bashar al Assad sobre la derrota del Estado Islámico hace que la política exterior estadounidense parezca "absolutamente esquizofrénica".
Hace apenas unos meses los grupos terroristas estaban a las puertas de Damasco, y ahora están en plena retirada en todos los frentes. "¿Cómo se puede decir que esto es una muestra de debilidad? Es realmente un tipo de visión del mundo a lo 'Alicia en el país de las maravillas', donde la realidad se ha vuelto al revés", concluye el experto.