"Mi futuro está perdido": La vida cruel de los niños sirios refugiados en campamentos griegos

Un grupo de refugiados atrapados en la frontera entre Grecia y Macedonia ha bloqueado la línea férrea que comunica ambos países en protesta por el cierre del paso fronterizo adoptado por el Gobierno macedonio.

Son ya más de 10.000 las personas concentradas en el campamento griego de Idomeni, en la frontera con Macedonia, lo que agrava la dramática situación en ese refugio destinado para unos 1.500 desplazados. La organización Médicos Sin Fronteras ha manifestado su preocupación por la situación sanitaria en el lugar debido a que los refugiados intentan sobrevivir en condiciones precarias.

Las mujeres y los niños son el mejor espejo de lo cruel que está siendo esta crisis de refugiados. Los menores rompen el silencio con su llanto o celebran con alegría cualquier pequeña novedad en Idomeni, y casi siempre tienen guardado algún guiño para las cámaras. Son el alma de los campamentos de refugiados en Grecia, y su cara más común, ya que uno de cada tres rostros es de un menor.

Niños refugiados sirios dibujan para vencer los horrores de la guerra

A pesar de su corta edad, hay quienes son muy conscientes de lo que están viviendo. "Mi futuro está perdido. Aquí, la situación es horrorosa. Solo espero que pronto abran las fronteras", lamenta Rama, una niña siria, en declaraciones a RT.

Darin, la madre de Rama, salió de Siria con sus cuatro hijos después de que su casa quedara destruida por las bombas. Entonces, decidió seguir los pasos de su esposo que desde hace un año vive en Suecia. Pero el coste del éxodo para Darin está siendo muy alto. "Mis hijos lloran mucho. Están tristes. A veces, viendo nuestra situación, no me dan ganas ni de vivir", se aflige la mujer.

En el campamento de Idomeni es notoria la cantidad de familias que han quedado fracturadas por la guerra. En lo que va del 2016 más de la mitad de las personas que llegan a Grecia son mujeres o menores. Tanto en los campamentos como en las carreteras cercanas a la frontera se ven a madres cargando con sus bebes durante cientos de kilómetros. Escenas que muestran una de las partes más inhumanas de esta crisis.

"No podemos estar peor. Las dificultades son constantes. El cansancio es permanente. Aquí nadie nos apoya", comenta Yumana, otra refugiada siria.

Muchas familias desplazadas reclaman la solidaridad de los países europeos y piden el apoyo de Alemania. Sin embargo, la mayoría de ellos desconoce que el derecho internacional les asiste; que al huir de una guerra les deben dar asilo. No obstante, sus derechos, por ahora, quedan en papel mojado.