No se puede prevenir un terremoto, pero sí es posible contrarrestar sus efectos. Según un artículo publicado por la revista estadounidense 'Time', en este sentido algunos países hacen un mejor trabajo que otros. A continuación les ofrecemos un análisis de cómo varios terremotos tuvieron consecuencias más o menos devastadoras en función del grado de preparación de los países a los que afectaron.
Japón, 11 de marzo de 2011
El mayor terremoto en la historia del país nipón tuvo una magnitud de 9 y se convirtió en el séptimo mayor terremoto de la historia. El sismo provocó un tsunami que causó serios daños a la central nuclear de Fukushima, dejó a más de 18.000 personas sin vivienda y obligó a la evacuación de medio millón de japoneses.
El mayor desastre nuclear después del accidente de Chernóbil ocurrió en un país muy bien organizado. El Gobierno japonés reaccionó de inmediato. La tercera mayor economía del mundo (con un PIB de 4,6 billones de dólares) destinó 15.000 millones de dólares para contener y minimizar la radiación, y ejecutó una readecuación de otras 48 centrales nucleares por todo el territorio nacional. En total, Japón destinará cerca de 260.000 millones de dólares para reconstruir al país luego del desastre.
Haití, 12 de enero de 2010
Este país caribeño mostró el otro lado de la moneda. Un terremoto de magnitud 7,0 causó diez veces más daños que el sismo de Japón, y se llevó la vida de más de 220.000 personas, dejó 300.000 heridos y más de un millón y medio de damnificados en un país de unos 10 millones de habitantes. Haití, cuyo PIB no supera los 6.600 millones de dólares, estimó en 8.000 millones de dólares los costos de la reconstrucción del país.
El mundo inició una campaña de ayuda a Haití, donando más de 3.500 millones de dólares. Sin embargo, una situación política muy inestable y un Gobierno ineficiente hicieron que la ayuda económica cesara. En su lugar, las organizaciones internacionales prefirieron ayudar a la reconstrucción del país por su propia cuenta, enviando a sus profesionales a ejecutar labores en el lugar en vez de realizar transferencias de dinero desde el exterior.
El terremoto de Indonesia fue 23.000 veces más potente que la bomba de Nagasaki
Indonesia, 26 de diciembre de 2004
Un terremoto submarino de magnitud 9,1 originado a 250 kilómetros de las costas de la isla indonesia de Sumatra fue 23.000 veces más potente que la bomba de Nagasaki. Ocasionó varios tsunamis que se llevaron la vida de más de un cuarto de millón de personas en 14 países, 170.000 de ellas en la propia Indonesia.
Paradójicamente, la tragedia ayudó a estabilizar a la nación asiática, ya que permitió la reconciliación entre el Gobierno y varios grupos rebeldes de la región de Aceh, que mantenían un conflicto armado que provocó 15.000 muertes en varias décadas. Esta región, la más azotada por el terremoto, se ha convertido en un caso de éxito en el desarrollo económico, en parte gracias a los 7.000 millones de dólares invertidos en su reconstrucción y por otra, al acuerdo de paz alcanzado por el Gobierno, publica 'Time'.
Nepal, 25 de abril de 2015
El 25 de abril de 2015, un terremoto de magnitud 7,8 sacudió la pequeña nación del Himalaya y fue seguido por cerca de 120 réplicas, llevándose la vida de más de 8.000 personas y dejando cerca de 20.000 heridos. La difícil orografía de este país asiático complicó las labores de rescate, ya que muchas de las zonas afectadas eran inaccesibles.
La situación política nepalí complicó aún más la recuperación tras el terremoto. Diez años antes, los rebeldes maoístas habían tomado el poder tras derrocar a la monarquía. Los intentos por adoptar reformas constitucionales provocaron protestas y violencia en todo el país. El desastre, lejos de finalizar las disputas internas, desató el caos. El conflicto político obstaculizó incluso los intentos de cooperación internacional.
Chile, 27 de febrero de 2010, 1 de abril de 2014, 18 de septiembre de 2015
El país sudamericano se encuentra ubicado a lo largo de varias fallas geológicas y desde 2010 ha sufrido tres terremotos con magnitudes superiores a 8,0. A pesar de no ser un país económicamente poderoso como Japón, Chile ha demostrado una gran capacidad de reacción ante la actividad telúrica.
Un sismo ocurrido el 27 de febrero de 2010 se llevó la vida de 500 personas, la mayoría de las cuales fueron víctimas del tsunami generado por el temblor, que no fue debidamente tratado por el Gobierno. Pero Chile aprendió de sus errores. En 2014, luego de un terremoto de magnitud 8,2, el Gobierno evacuó rápidamente a las personas de las zonas afectadas, minimizando la cantidad de perjudicados. Entonces solo hubo que lamentar siete muertes. En 2015, un sismo de magnitud 8,3 dejó al menos 13 muertos.
Estas mejoras son el resultado de los trabajos posteriores al terremoto de 2010, que incluyeron constantes simulacros y definiciones concretas de rutas de evacuación. Sin embargo, y tal vez más importante aún, Chile ha logrado disminuir los niveles de corrupción, lo que se refleja en sus estrictos códigos de construcción de la infraestructura, que permiten afrontar los desastres naturales con el menor daño posible, subraya la publicación.