Más vale tarde que nunca: EE.UU. asegura haber aprendido la lección de la invasión de Irak
La invasión de Irak por parte de las tropas de Estados Unidos y sus aliados en 2003 sirvió de lección para la actual Administración del país norteamericano, ha admitido el portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest. Esa experiencia ha evitado en los últimos años "la repetición de errores cometidos por las Administraciones anteriores", dijo el funcionario haciendo referencia al conflicto en Siria.
"Ni Estados Unidos ni cualquier otro país tendrá éxito imponiendo una solución militar para los problemas internos de Siria", advirtió Earnest respondiendo a la nota de 51 diplomáticos disconformes con el rumbo político adoptado por Washington en Oriente Medio. Por este motivo la nota no cambiará la actitud del presidente Barack Obama en torno a Siria, cita la revista 'The Washington Examiner'.
La razón principal es no distraer a las fuerzas que luchan contra el Estado Islámico, explicó el portavoz.
"Incluso una consideración cuidadosa de redirigir los recursos militares o los recursos de inteligencia contra el régimen de Al Assad significa destinar menos fuerzas y recursos a la lucha contra el EI," dijo Earnest. "Y mientras tanto, el EI es una organización terrorista que representa una amenaza para Estados Unidos y sus intereses en todo el mundo".
"El presidente aplaude las buenas ideas provengan de quien provengan", aseguró Earnest. No obstante, Obama también se pronunció claramente "sobre qué clase de principios tenemos que observar". "Y la verdad es que la estrategia que hemos seguido hasta ahora ha dado algunos resultados importantes. Solo que no hemos avanzado tanto como quisiéramos", agregó.
EE.UU. y el Reino Unido invadieron Irak bajo el pretexto de que Saddam Hussein poseía armas de destrucción masiva. Washington gastó cerca de 800.000 millones de dólares en aquella campaña bélica. Sin embargo, ninguna de las inspecciones enviadas al Irak en 2003 y 2004 encontraron huellas de esa clase de armamento ni vínculos con la red terrorista de Al Qaeda, como confirmó posteriormente un informe del Pentágono.