Después de la masacre de Orlando, la peor matanza a tiros de la historia moderna de EE.UU., se ha intensificado en la sociedad estadounidense el debate sobre el endurecimiento de las leyes que regulan la venta de armas. El presidente del país, Barack Obama, apoya restringir la venta de armas, pero su propuesta no ha obtenido los votos mínimos necesarios en la sesión del Senado que tuvo lugar este lunes en Washington.
Mientras tanto, los expertos han comentado a RT que el problema de seguridad en EE.UU. no se debe al libre acceso a las armas y es solo un intento de desviar la atención de la sociedad de temas tan sensibles como la eficacia de los servicios de inteligencia.
Los políticos que apuestan por este dato hacen disparos secos, utilizan el ataque con fines políticos, entendiendo perfectamente que no se aceptará ninguna iniciativa legislativa
Durante la matanza del pasado 12 de junio en Orlando, en la que 50 personas murieron (entre ellas el agresor) y 53 resultaron heridas, Omar Mateen estuvo tres horas disparando al azar a los clientes de la discoteca con un rifle semiautomático y una pistola. El asesino había adquirido su arsenal mortal legalmente, de acuerdo con el derecho que le garantiza la segunda enmienda de la Constitución de EE.UU.
Un problema del sistema
"No hay ninguna posibilidad de que el tiroteo en Orlando cambie radicalmente la actitud de los estadounidenses hacia las armas", opina el analista americanista Areg Galstián. "Los políticos que apuestan por este dato hacen disparos secos, utilizan el ataque con fines políticos, entendiendo perfectamente que no se aceptará ninguna iniciativa legislativa", ha comentado el experto a RT.
"Se puede discutir mucho sobre las ventajas y los peligros de las armas civiles, pero se debe entender que la ley de armas en EE.UU. es una disposición de la Constitución", explica en una entrevista con RT otro analista político, Dmitri Drobnitski. "Se dice que el derecho a poseer armas "no debe ser infringido. Es decir, se ve como algo natural, que nada ni nadie, ni siquiera el Gobierno, se atreve a violar", especificó.
"Las armas son solo un medio", sigue Drobnitski. "Sabemos que Omar Mateen siguió cursos de tiro en la Asociación Nacional del Rifle [NRA, según sus siglas en inglés]. Todas las personas que pasan estos cursos están bajo la vigilancia del FBI durante seis meses. Tres veces fue invitado para una entrevista, pero aun así lo perdieron", señala el analista. El experto también destaca que el problema del sistema no se limita a la tragedia de Orlando. Basta recordar el caso de los hermanos Tsarnáyev. En marzo del 2011, el Servicio Federal de Seguridad de Rusia (FSB por sus siglas en ruso) envió al FBI información sobre los Tsarnáyev, pero dos años más tarde los dos hermanos acudieron al maratón de Boston sin ningún tipo de registro y cometieron un acto terrorista.
"Actualmente las agencias de inteligencia de EE.UU. están pasando por una crisis institucional. Los principales problemas están asociados con la burocracia y con el hecho de que la inteligencia militar tradicional está siendo sustituida por una inteligencia dirigida por civiles. Estos cambios comenzaron con Bill Clinton y continúan bajo Obama. El tiroteo de Orlando es una prueba de que este proceso no es tan suave como se esperaba", concluyó Galstián.
Intentos de desviar la atención pública
El motivo de la matanza de Orlando es la negativa de la Administración Obama de reconocer la amenaza del islamismo radical y afrontarla de manera efectiva, afirma Fred Fleyts, el primer vicepresidente del Centro para la Política de Seguridad, una institución especializada en el desarrollo de la estrategia de seguridad de EE.UU., quien durante más de veinte años trabajó para la CIA y fue responsable de la seguridad de la Administración del presidente George W. Bush.
"El Estado Islámico y Al Qaeda libran una guerra con nosotros a través de Internet, buscan en la Red a personas sugestionables y las convencen de que en el nombre de Alá deben cometer actos terroristas", dice Fleyts. "El presidente francés, François Hollande, reconoció que su país está en guerra con los islamistas. Obama también debería hacerlo", aseveró.
Actualmente las agencias de inteligencia de EE.UU. están pasando por una crisis institucional
Robert Steel, exagente de la CIA y uno de los expertos británicos en el Servicio Secreto de EE.UU. más publicados, también está decepcionado con la política de seguridad de la actual Administración de la Casa Blanca. "El derecho a las armas, así como los homosexuales, el Estado Islámico y la hostilidad de Rusia y China son problemas artificiales que sirven para distraer a los ciudadanos de una cuestión básica como es la eficiencia del funcionamiento de los servicios de seguridad", explica.
Es difícil de creer, pero en un país conocido por el enorme gasto que hace en mecanismos de control social no hay una clara comprensión de cómo prevenir ataques como la masacre de Orlando, dijo en una conversación con RT el exagente de la FBI Colleen Rowley. "La gran colección de metadatos que disponemos sobre nuestros ciudadanos no ayuda a determinar quién es un terrorista en realidad. Entre los billones de datos hay información valiosa, pero se pierde como una aguja en un pajar", afirma el experto.
El presidente de la Unión de Geopolíticos de Rusia y analista militar Konstantín Sivkov, por su parte, destaca que la segunda enmienda de la Constitución de EE.UU., que permite a los civiles portar armas, existe desde hace más de 200 años, pero añade que hace solo un par de décadas no había tantos tiroteos masivos. "El orígen de este tipo de delitos es otro. EE.UU. se encuentra actualmente en una situación difícil, de otro calibre: una ofensiva a los valores espirituales de carácter tradicional. Si no estuviera permitido para portar armas, los delincuentes utilizarían cuchillos de mesa", concluyó el experto.