Un 'ángel de la muerte' contra el Estado Islámico
"Lo primero que salta a la vista cuando ves los grupos de Al-Hashd Al Shaab es una parafernalia religiosa generalizada", escribe Rafael Damínov, corresponsal de RIA Novosti.
En los lugares donde están basadas estas unidades, integradas por los chiitas en Irak, hay banderas con imágenes y retratos de las autoridades religiosas veneradas por los chiitas como el ayatolá Jomeini.
La gente se dio cuenta de que los yihadistas también lloran y suplican piedad
Los tanques, los vehículos blindados e incluso los proyectiles de artillería llevan escrita la palabra Kerbala, que es la ciudad sagrada de los chiitas. Asimismo, imames acompañan a las unidades y a menudo participan en las batallas.
Una yihad contra la yihad
Oficialmente la milicia chiita no participó en la última etapa del asalto de Faluya "debido a una estrepitosa campaña lanzada por la oposición sunita en los medios de comunicación", pero el triunfo sobre el EI en la ciudad es atribuido en primer lugar a esta organización.
"El EI lucha de una manera muy fanática, y si no fuera por Al-Hashd Al Shaab y los sentimientos religiosos de los chiitas, probablemente habrían conquistado ya todo Irak", afirma Hadi al-Amiri, uno de los líderes del grupo, citado por RIA Novosti. "Pero ahora su moral ya no es la de tiempo atrás, se encuentra deprimida por las múltiples derrotas".
El periodista explica que Al-Hashd Al Shaab se formó en el verano de 2014 cuando los yihadistas, tras ganar grandes zonas del norte y el oeste del país, tomaron el control de la ciudad de Mosul. La derrotas del Ejército gubernamental ―que huyeron dejando arsenales de armas estadounidenses― "tomaron por sorpresa a los líderes políticos de Irak".
Mientras tanto, los fanáticos religiosos del grupo terrorista sometieron a crueles represalias a la población local, a los soldados iraquíes y, sobre todo, a las minorías étnicas y los musulmanes chiitas. El EI los tachó de infieles e instó a que sean asesinados. Tras una serie de victorias fáciles, los extremistas ya discutían sobre la toma de ciudades chiitas sagradas como Kerbala, Samarra y Nayaf. Precisamente desde la ciudad de Nayaf, Ali al-Sistani, un importante ayatolá iraquí, instó a hacer una yihad general para proteger al país de los terroristas.
Decenas de miles de personas se alistaron en la milicia recién formada, cuyo núcleo está formado por agrupaciones militarizadas chiitas como Badr o Asaib Ahl al-Haq. El jefe oficial de la milicia popular es el primer ministro del país, aunque el mando real está en manos de uno de los líderes chiitas iraquíes, Abu Mahdi al-Muhandis. La milicia cuenta con unos 80.000 combatientes.
"El principal saboteador iraní"
La organización Al-Hashd Al Shaab recibe apoyo desde Irán, que es un "punto de referencia ideológico y un patrocinador financiero para la mayoría de los grupos chiitas en Irak", sostiene Damínov. En respuesta a la expansión del EI, Teherán comenzó a suministrar armas a Bagdad, mientras que en el teatro de la guerra aparecieron decenas de asesores militares iraníes.
Los asesores están dirigidos por Qasem Soleimani, un general de División iraní y comandante de la Fuerza Quds. Es una figura muy popular en el mundo chiita, además ser considerado "el principal saboteador iraní" y casi "el principal terrorista en el planeta" por varios países sunitas del golfo. Estos ven su "sombra siniestra" detrás de cualquier actividad chiita y de todos sus oponentes en Yemen, Baréin, el Líbano, Siria e Irak, señala el corresponsal.
El 'ángel de la muerte'
Muchos sunitas han criticado a la milicia, afirmando que el objetivo final de los lideres chiitas es transformar a Irak en un Estado chiita similar a Irán. Según argumentan, el Estado Islámico y Al-Shaab Al Hashd son "dos caras de la misma moneda", y acusan a las milicias de ejecutar y torturar a cualquier sospechoso de tener vínculos con los yihadistas.
En este contexto, se ha vuelto notoriamente famoso ex chofer del Ministerio iraquí de Comunicaciones, conocido popularmente como Abu Azrael o 'ángel de la muerte'. Este hombre se asemeja a los miembros del EI en su aspecto físico y publica videos en los que puede verse cómo tortura a yihadistas.
Sin embargo, lo importante es que Abu Azrael ya se ha convertido en una especie de héroe nacional para quienes hasta hace muy poco temían ante la sola mención del EI. "[Abu Azrael] se convirtió en un símbolo de la resistencia, en el arma más poderosa de la contrapropaganda. La gente se dio cuenta de que con los yihadistas se puede hacer lo mismo que hacen ellos, que también lloran y suplican piedad. No lo hemos visto antes, nadie los ha humillado tanto", comentó uno de los milicianos.
La dirección de Al-Shaab Al Hashd niega todas las acusaciones relacionadas a la violación de los derechos de la población local debido a su pertenencia a la comunidad sunita, reconociendo, sin embargo, que se producen algunos incidentes particulares. Según su líderes, en las filas de la milicia chiita luchan también sunitas ―aunque pocos―, así como cristianos.