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Colombia y Venezuela: ¿Una frontera sana es posible?

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Las recientes fotografías de miles de venezolanos cruzando la frontera hacia Colombia para comprar alimentos en Cúcuta, reavivan el debate sobre los conflictos en el área limítrofe que aún están sin resolver y que mantienen restringido el paso en la costura invisible de 2.119 kilómetros
Colombia y Venezuela: ¿Una frontera sana es posible?

¿Qué hay detrás de las fotos que muestran un tumulto de venezolanos cruzando la frontera con Colombia para comprar comida? ¿Es sostenible el cierre fronterizo por más tiempo?

La imagen era de esperarse. El anuncio de Venezuela de reabrir la frontera el fin de semana pasado para permitir el tránsito hacia Colombia hizo que unos 125.000 venezolanos, según cifras de la cancillería de ese país, se movilizaran desde San Cristóbal hasta Cúcuta con la finalidad de hacer mercado.

La escasez en Venezuela, que se ha incrementado en los últimos meses casi con el mismo ritmo de la galopante inflación, era la garante de una foto segura: una multitud ansiosa por recorrer los bien poblados aparadores de los comercios en Colombia. Hasta allí, todo previsible.

Ataque al Bolívar

Sin embargo, no todos los matices aparecen en las gráficas. El primero: el tipo de cambio. Los venezolanos que se trasladan a Cúcuta deben cambiar más bolívares por menos pesos como consecuencia de un mecanismo que, desde Colombia, ha depreciado durante años el valor de la moneda venezolana.

Aunque el Banco de la República de Colombia señale que 1 bolívar equivale a 317 pesos colombianos, la resolución número 8 -aprobada por esa misma entidad bancaria- autoriza a los cambistas de la frontera a establecer otro valor para el bolívar, muy por debajo de esa cotización oficial.

Bajo ese mecanismo, vigente desde el año 2000, los venezolanos hoy cambian 1 bolívar por apenas 2,7 pesos, es decir, reciben menos del 1% de lo que corresponde al cambio oficial. Esa situación ha sido denunciada por el gobierno venezolano y puesta sobre la mesa para negociar la reapertura total de la frontera, cerrada en agosto del año pasado luego que un grupo paramilitar atacara un puesto de la Guardia Nacional Bolivariana.

Por eso, refiere una crónica publicada en el portal web Las dos orillas, si bien muchos venezolanos cruzaron el fin de semana pasado: "Cientos de familias se tuvieron que devolver a su país con lo mínimo, como cuando se hace mercado en una tienda de barrio, no para abastecer la alacena, sino para suplir lo de un par de días  de alimentos".

Contrabando de extracción

En ese mismo texto, el periodista cuenta que "un gran porcentaje de la mercancía" que se ofrece en los anaqueles en Colombia "fue sacada de Venezuela por mafias de contrabandistas". La oferta incluye alimentos y medicinas, rubros que son subsidiados por el Estado venezolano para garantizar el acceso a toda la población, especialmente la de menos recursos.

"En varios de los deteriorados empaques donde venían los medicamentos, pude observar que el  precio sugerido estaba en (Bs.) Bolívares, lo que permite deducir que los fármacos también eran provenientes de Venezuela", continúa la crónica firmada el domingo pasado por el periodista colombiano Nicolás Gigino.

Mientras estuvo abierta la frontera, los contrabandistas aprovechaban para extraer las mercancías de primera necesidad y expenderlas a mayor costo en Colombia, aunque por debajo del precio regular en ese país para rubros similares. La situación se agravó a tal punto que el gobierno venezolano denunció que alrededor de 40% de alimentos que importaba para satisfacer la demanda nacional, era desviado al vecino país.

La respuesta de Colombia ante el reclamo de Venezuela, fue pedirle al gobierno bolivariano que eliminara la inversión social que garantiza el alimento a los más pobres: "Mientras ustedes sigan subsidiando los productos es muy difícil que nosotros logremos hacer algo de verdad en la lucha contra el contrabando", dijo la canciller colombiana, María Ángela Holguín, citada por AVN.

El contrabando también era de combustible. Con la gasolina más barata del mundo, las estaciones de servicio en Venezuela eran la fuente de sustento de más de 30.000 colombianos que traficaban con bidones alrededor de los 2.119 kilómetros de frontera y surtían la demanda en el Norte de Santander, Arauca y La Guajira.

El Estado colombiano también optó por "legalizar" esa actividad ilegal y, mediante la figura de "cooperativas", permitía la venta de ese combustible por parte de los llamados "pimpineros", lo que le ocasionaba a Venezuela la pérdida de 35% de su producción diaria de gasolina.

Después que el presidente Nicolás Maduro anunciara el cierre fronterizo, destacó que el área limítrofe se reabriría cuando fuera posible establecimiento de nuevas condiciones que permitieran sanear las prácticas que durante años lesionaron una relación dinámica y de gran flujo comercial. Pero, ¿ya se han cumplido esos mínimos?

Nuevos fenómenos

Las largas filas que deben hacer los venezolanos para adquirir los productos de primera necesidad, la especulación desmedida y la escasez motivaron a muchos habitantes del estado Táchira a cruzar a Colombia, sólo para confirmar que los males también cruzan fronteras.

Un reporte del diario El Tiempo destaca que, en Colombia, las existencias de rubros como el azúcar, el aceite, la harina y los granos están limitados debido al paro camionero que mantiene el gremio desde hace más de un mes, y que ya cobró una víctima fatal de la represión policial.

Los entusiastas compradores venezolanos también tuvieron que hacer largas colas en los establecimientos y muchos retornaron al país sin los productos que buscaban porque ya no habían. Además, señala uno de los entrevistados de El Tiempo, entre un fin de semana y otro: "se evidenció un alza en el precio de los productos más buscados, entre ellos la harina, que subió 700 pesos".

Una frontera legal

Este lunes, la canciller colombiana María Ángela Holguín estuvo en la zona limítrofe y reiteró que el próximo 4 de agosto será el encuentro con su homóloga de Venezuela, Delcy Rodríguez, para discutir la apertura total de la frontera, un trabajo que han adelantado ambas delegaciones con sigilo y del que la oposición venezolana ha tratado de sacar rédito político para azuzar las ya complicadas relaciones entre países vecinos.

Por el momento, el objetivo de Colombia y Venezuela es "tener una frontera organizada, una frontera legal, una frontera migratoriamente efectiva pero que quede abierta ya permanentemente", dijo hoy Holguín citada por el diario Panorama

"Ese es el trabajo que estamos haciendo con el gobierno venezolano, y aspiramos a que sea en un corto tiempo" que se abra el paso de manera definitiva porque, por el momento, ninguno de los gobiernos tiene previsto permitir el tránsito parcial como ocurrió los dos últimos fines de semana. 

Nazareth Balbás

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