El límite de las posibilidades: ¿cuándo se batirá el último récord mundial?
Los récords mundiales de velocidad, fuerza y altura se baten cada vez con más frecuencia en juegos olímpicos y campeonatos mundiales, a pesar que desde hace años la predicción estadística apunta a que la tendencia debería ser precisamente la contraria. ¿Por qué la humanidad continúa mejorando su rendimiento deportivo sin límite aparente? y ¿cuándo dejarán los atletas de batir récords mundiales?
Tecnología y ténica: ¿la clave de la victoria?
Un artículo del portal Slon señala que la mejora de las marcas depende de innumerables factores, como las innovaciones tecnológicas y las nuevas técnicas en cada disciplina. Por ejemplo, en la modalidad de salto de altura hasta mediados de los años 1930 los atletas utilizaban la técnica conocida como 'tijera', mediante la cual se estableció un récord de 2,09 metros. No obstante, gracias al desarrollo de técnicas de salto como las llamadas 'barrel roll' y 'Fosbury flop', la marca actual se ubica en 2,45 metros.
En lo que respecta a disciplinas como el ciclismo o la natación, no basta con tener una gran resistencia respiratoria o un tono muscular superdesarrollado. En estos deportes el equipo es lo que marca la gran diferencia: desde bicicletas más livianas y aerodinámicas hasta trajes de baño con texturas y rugosidades que reducen la resistencia del agua demuestran que romper plusmarcas no es solo una cuestión de esfuerzo del atleta.
El cuerpo marca la diferencia
Algunos consideran por otro lado que los nuevos registros podrían ser una consecuencia de la evolución del cuerpo de los atletas. Según señala Alan Neville, de la Universidad de Wolverhampton, el velocista jamaiquino y nueve veces oro olímpico Usain Bolt es el mejor ejemplo. Aunque unas piernas cortas y fuertes garantizan un arranque veloz y explosivo, unas extremidades inferiores largas y delgadas permiten al atleta dar pasos más largos y, por tanto, una mayor ventaja.
¿Cerca del límite?
En este contexto, es difícil llegar a una conclusión definitiva sobre el límite de las capacidades humanas y el fin de nuevos récords mundiales. En 2008, el biólogo Mark Denny de la Universidad de Standford (EE.UU.) analizó una gran número de plusmarcas logradas a lo largo del siglo XX y comienzos del siglo XXI y concluyó que el límite de velocidad humano está cerca de ser alcanzado: en las mujeres, la meseta de velocidad se logró en 1970 (con excepción de la maratón), mientras que los hombres, ya muy cerca del pico, siguen mejorando sus resultados. El modelo matemático de Denny reveló que el máximo de velocidad posible en los 100 metros planos es de 10,55 metros por segundo, tan solo 11 décimas por encima de la marca mundial actual (10,44).
El investigador Geoffroy Berthelot, del Instituto Nacional del Deporte y la Educación Física en Francia, confirma las conclusiones de Denny e indica un aumento mínimo del rendimiento en la mayoría de disciplinas olímpicas. En su estudio de 2008, afirma que dos tercios de las disciplina en atletismo han visto estancados sus resultados desde comienzo de 1990 y que, si el fenómeno continúa así bajo las condiciones actuales, la mitad de los récords mundiales en los próximos 20 años no mejorarán en más del 0,05 %.