Durante años, Estados Unidos intentó torpedear el proyecto Turkish Stream, una ruta alternativa para el transporte de gas natural ruso a los países de Europa a través del mar Negro y el territorio de Turquía, afirma el sitio web Deutsche Wirtschafts Nachrichten. Sin embargo, este lunes el acuerdo intergubernamental entre Ankara y Moscú sobre la construcción de dos nuevos gasoductos se hizo realidad.
"El Turkish Stream convertirá a Turquía en un centro energético", pronostica la fuente. "Se producirá una fusión económica entre Rusia, la UE y Turquía. A través de Turquía se formará una gran área económica que no estará bajo el control de Estados Unidos. La participación rusa en el mercado europeo de gas aumentará".
Esta cadena de hechos previsibles, asegura el web, supone un "revés" para Washington, que preferiría controlar los suministros de gas a los países de Europa Occidental por medio de un Gobierno leal en Ucrania. En opinión de los periodistas alemanes, el proyecto implica ciertos peligros para la propia Unión Europea.
La fuente destaca a Hungría y Grecia entre los países que más ventajas pueden obtener de la construcción de Turkish Stream. Desde hace varios meses ambos países están marginados dentro de la UE, aunque por distintos motivos: el nacionalismo en Hungría y la crisis de deuda en Grecia. "El hecho de que se beneficien de Turkish Stream podría intensificar las fuerzas centrífugas en la UE", pronostica el sitio.
Ankara y Moscú planifican comenzar la construcción del nuevo gasoducto en 2018. Dentro de unos pocos años su capacidad llegará a 31.500 millones de metros cúbicos de gas al año.