Los misiles de crucero rusos Kalibr-NK que, desde hace poco tiempo, son las principales armas de ataque de gran alcance de la Armada de Rusia, aportan tantas ventajas a su relativamente poco numerosa flota que han comenzado a preocupar al mando de la Marina de Guerra de Estados Unidos, según sugiere un comentario de la revista estadounidense 'The National Interest'.
La familia Kalibr posee más de una docena de versiones diferentes, que se distinguen por sus formas de su lanzamiento, carga de combate, velocidad y alcance, poseen una longitud entre 6 y 9 metros y se pueden equipar tanto con ojivas convencionales como nucleares.
Sin embargo, la característica más destacada de esos proyectiles —por lo menos para Estados Unidos y sus aliados— es que su capacidad para destruir objetivos en tierra no es inferior a los norteamericanos Tomahawk, mientras que su versión 'antibuque' logra desarrollar velocidades supersónicas en su fase final de vuelo y, en muchos aspectos, es superior a su análogo estadounidense.
Además, gracias a las boquillas de empuje vectorial y los radares activos, los misiles antibuque Kalibr también pueden realizar maniobras evasivas contra los antimisiles enemigos.
Aptos para buques diversos
Al contrario que el arsenal de la Armada de EE.UU., los misiles Kalibr se pueden instalar en una amplia gama de buques de guerra y permiten distribuir el potencial de ataque de Rusia en múltiples plataformas, en lugar de poner todos los huevos en la misma canasta "grande, cara y vulnerable", indica la publicación.
De este modo, ese armamento puede equipar submarinos de proyectos y desplazamientos muy distintos: tanto los sumergibles de ataque de propulsión convencional clase Varshavianka como los más modernos de las clases Akula, Lada y Yasen, el último de propulsión nuclear. Asimismo, los buques patrulleros también portan Kalibr: por ejemplo, las corbetas clase Guepard disponen de ocho lanzadores, mientras que Rusia prevé dotar sus futuros destructores con decenas de esos proyectiles de crucero.
Hasta el momento, los propios intentos de la Marina de EE.UU. de formar una estructura de fuerzas navales más distribuida mediante el programa Buque de Combate Litoral han encontrado problemas graves. Esto implica que, en comparación, hoy en día las naves tamaño fragata norteamericanas —es decir, de desplazamiento bastante grande— carezcan de armas tan poderosas como las pequeñas corbetas rusas.