RT se adentra en el corazón de las plantaciones ilícitas de coca en Colombia
La situación creada en torno al cultivo ilícito de la coca en Colombia parece encontrarse en un callejón sin salida. Si desaparece, miles de campesinos sufrirán las consecuencias. Y si la mantienen, parece complicado que la paz llegue al país, ya que la erradicación de la droga es uno de los pilares del acuerdo de paz entre el Gobierno colombiano y las FARC.
El corresponsal de RT Francisco Guaita ha visitado el corazón de estos cultivos ilícitos, que se encuentran en el departamento de Nariño, en el sur de Colombia, y ha recogido tristes testimonios de los campesinos sobre por qué no se oponen a cultivar coca.
La hoja de coca representa el único sustento para muchas familias colombianos a las que el Estado no da otras opciones. "El mayor problema es el abandono del Gobierno, por eso tenemos que cultivar coca. Porque no tenemos medio de subsistir", explica el raspador de coca José Ramiro García.
Además, la también raspadora Carmen Rodríguez confesó que "no queremos la coca" y lo único que quieren los cocaleros es "cambiar lo ilícito a lo lícito", por ejemplo "mandar en lugar de pasta de coca, la pasta de cacao". Pese a que el negocio de coca parace ser beneficioso, la mujer apenas llega a alimentar mensualmente a sus dos hijos, por lo que pide más apoyo e inversión al Gobierno y menos políticas represivas para destruir los cultivos.
Por su parte, las carreteras son fiel reflejo de cómo durante años los gobiernos colombianos han desatendido estos lugares. Para llegar a las plantaciones hay que recorrer dos horas de baches, tierra y agujeros. Estas pésimas condiciones han provocado que no sea rentable comercializar otros cultivos como el cacao, el maíz o el frijol.
"Es prácticamente la muerte [si se erradicasen los cultivos]. La coca es todo. Gracias a la coca hay doctores, odontólogos. Si no hubiera coca, no seríamos nada", subrayó el líder comunitario Roberto Pantoja.
La producción de coca se dispara
En medio de las negociaciones de paz, la producción de cultivos ilícitos se ha vuelto a disparar. Uno de los motivos es que desde hace casi dos años ya no se realizan fumigaciones contra estos cultivos mientras que las parcelas se han situado en lugares remotos y de difícil alcance.
"Colombia en el 2002 tenía cerca de 170.000 hectáreas de cultivos ilícitos. Hace 3 años estábamos en 50.000 y ahora estamos de nuevo en 200.000", aseguró el senador del partido Centro Democrático, Ivan Duque.