Acero para guerreros: conozca el cuchillo del 'soldado del futuro' (FOTO)

El nuevo equipamiento de combate Rátnik ('guerrero', en ruso), que las Fuerzas Armadas de Rusia pusieron a prueba el año pasado, ya ha salvado la vida a varios militares gracias sus equipos de protección compuestos por pequeñas armas modernas; entre las que destaca el cuchillo de combate 6Х9.

Esa arma, al igual que los demás complementos del Rátnik, fue diseñada en el Instituto Central de Investigación Científica para la Ingeniería de Precisión
de Rusia (TsNIITochMash, por sus siglas en ruso) y destaca por su revestimiento antirreflejo, incluido a petición del Ministerio de Defensa ruso con el fin de garantizar el camuflaje de los soldados en la oscuridad, informa Zvezdá.

La longitud efectiva de su hoja es de 16 centímetros: esto resta incomodidad a la hora de cargar el cuchillo y garantiza que se pueda extraer en no más de dos segundos. Además, está fabricado con un tratamiento térmico especial: primero, sometido a más de 1.000 ºС y, después, enfriado a una temperatura extremadamente baja, con el objetivo de que posea una dureza sin precedentes.

Este proceso permite que sea capaz de penetrar tablas de dos centímetros de grosor, láminas metálicas y hasta chalecos antibalas con resistencia de segunda clase. Sin embargo, no está diseñado para cortar papel: eso estropearía sus características de combate. No obstante, se está convirtiendo en el cuchillo número uno para el Ejército ruso, superando incluso a la bayoneta del AK-47.

El equipamiento Rátnik forma parte de un proyecto para la mejora del rendimiento del soldado en el campo de batalla, gracias a la aplicación de los últimos avances científicos en sistemas de navegación, visión nocturna, control del estado psicológico y fisiológico y de materiales avanzados en la fabricación de armaduras y tejidos. Consta de más de 40 componentes, desde armas de fuego hasta chalecos antibalas, sistemas ópticos, de comunicación y dispositivos de navegación, así como soportes de vida y de alimentación, que permiten a los soldados combatir a temperaturas extremas, entre -50 ºC y 50 ºC.