¿La guerra de la carne? Lo bueno, lo malo y lo feo del escándalo en Brasil
"El mercado que todos se pelean es el asiático y, después del escándalo en Brasil, México y Australia podrían salir muy beneficiados", estima el internacionalista Agustín León.
Entrevistado por RT, el analista considera que el golpe a la reputación de Brasil que dejó el operativo "carne débil" puede ser aprovechado por los competidores internacionales, que ansían destronar al gigante suramericano como líder de las exportaciones de productos cárnicos en Asia.
(AI) Não podemos deixar que um alarde prejudique produtores brasileiros, diz presidente Michel Temer pic.twitter.com/LVuTkw9EDc
— Michel Temer (@MichelTemer) 21 de marzo de 2017
Hasta ahora, naciones como China y Corea del Sur han suspendido la importación de carnes de cuatro empresas afectadas por el fraude. Sin embargo, la mayor tensión ha sido con su principal comprador latinoamericano: Chile. Santiago advirtió que podría bloquear sus compras y su pronunciamiento fue respondido con una amenaza del ministro de agricultura brasileño, Baliro Maggi: "El comercio está hecho de codazos".
"Si tengo que tener una reacción más fuerte con Chile para proteger el mercado brasileño lo haré con total tranquilidad", agregó Maggi con respecto a las declaraciones de su principal comprador en América Latina. Pero, ¿qué tan grave es la situación para un país que negocia 12.000 millones de dólares al año en carne?
Lo bueno
El destape del escándalo, sostiene León, tiene un lado positivo. Para el internacionalista, este tipo de situaciones levanta las alertas para que los países refuercen los controles fitosanitarios y se ponga la lupa sobre las prácticas de empresas transnacionales que manejan el negocio de la carne.
"Hay que tener en cuenta que al ser una carne con grados de descomposición a diferentes niveles, que se oculta con químicos cancerígenos como el ácido ascórbico, existe la posibilidad de una epidemia", apunta el analista, quien considera que será difícil para Brasil remontar la cuesta de malas prácticas comerciales.
Aunque las autoridades brasileñas han intentado minimizar el impacto del fraude de la carne, compradores como la Unión Europea (UE) han anunciado que blindarán aún más el proceso de certificación sanitaria de la carne brasilera que entre en su mercado, lo que podría erosionar, en el mediano plazo, el tratado que pretende signar ese bloque con el Mercado Común del Sur (Mercosur).
Lo malo
La preocupación no es exclusiva de Brasilia. Países como Uruguay, también pertenecientes al Mercosur, están al tanto de que cualquier opacidad en las prácticas comerciales podría poner en tela de juicio al resto del mecanismo.
Este martes, el diario uruguayo El Observador aseguró que fuentes del Ejecutivo seguían "con atención" la situación de su socio y que estimaban que cualquier acción contra Brasil podría ser "contraproducente" para los intereses del bloque comercial, en especial la firma del acuerdo con la UE, postergado desde hace varios años.
Entretanto, industriales argentinos se mostraron escépticos ante la posibilidad de que las dificultades de Brasil se traduzcan en una mayor oportunidad de negocios para Buenos Aires y, por el contrario, ventilaron un temor común: "más tarde o más temprano, esto termina salpicando a todo el mundo, con diferentes grados", dijo el especialista Miguel Gorelik, entrevistado por Clarín.
Lo feo
Con una elección en ciernes y el escándalo de Odebrecht todavía mancillando reputaciones en la región, otro caso de corrupción de esta magnitud es un golpe telúrico a la credibilidad del país: "el solapamiento de estas prácticas deja el sinsabor de que toda la estructura comercial y económica de Brasil está corrompida", alerta León.
En el sustrato de ese problema de imagen está uno aún más grave, dice el analista: "son miles y miles de personas las que trabajan en esas transnacionales y que ahora están en incertidumbre". La noticia pronostica un panorama sombrío para la industria de cárnicos, que genera 15% del total de ventas al exterior; y desalienta la economía de un país que ya había recortado su meta de crecimiento para este año.
Por eso no resultan gratuitas las declaraciones del presidente de ese país, Michel Temer, quien admitió este martes que el escándalo de la carne generó "una vergüenza económica al país". Su argumento para tratar de sortear la crisis es que solo hay 21 frigoríficos presuntamente involucrados en fraudes, de los más de 4.000 existentes. El detalle es que dos de ellos, JBS y BRF, son los dos gigantes del sector.