Los autores materiales del ataque perpetrado este viernes en Egipto contra un grupo de cristianos coptos, ordenaron a sus víctimas que bajaran del autobús y que renunciaran a su fe, relataron los sobrevivientes de ese atentado en declaraciones recogidas por la AFP.
El atroz crimen, que fue reivindicado por la organización terrorista Estado Islámico, tuvo lugar en la provincia de Menia, cuando un grupo de fieles se desplazaba en un convoy de varios vehículos hacia al monasterio de San Manuel. Los cristianos se negaron a cumplir con las exigencias de los yihadistas, por lo que procedieron a ejecutar uno a uno a sus víctimas con un tiro en la cabeza. El ataque dejó un balance de 28 personas muertas, entre ellas, varios niños.
Los terroristas parecían no tener prisa en su cometido, según las declaraciones de familiares de sobrevivientes. "Les dijeron a los hombres que bajaran del autobús, les quitaron sus documentos de identidad y sus pertenencias, y les pidieron pronunciar la profesión de la fe musulmana", cuenta Maher Twafik. "Tomaron las pertenencias y el dinero de las mujeres, mientras que los niños se escondieron debajo de los asientos", agregó.
Las víctimas al parecer fueron forzadas a ponerse de rodillas antes de recibir un disparo en la cabeza, dijo por su parte el padre Hedra Rashid. "Les pidieron que uno a uno renunciaran a su fe cristiana, pero todos se negaron", añadió.
Este sábado en la localidad de Bani Mazar, cerca del lugar del atentado, se llevó a cabo un funeral en la catedral de San Marcos. Los coptos representan cerca del 10% de los casi 92 millones de egipcios, y esa comunidad con frecuencia es blanco de atentados.
El Estado Islámico se ha comprometido a multiplicar los ataques contra los cristianos, a quienes acusan de apoyar el golpe militar que en el 2013 derrocó al presidente islamista Mohamed Morsi, aunque la comunidad musulmana y grupos de la oposición también respaldaron ese golpe.
"No es nuevo para nosotros ser blanco del terrorismo, pagamos el precio por apoyar a nuestro Ejército y al Estado", lamenta Mina al Masri, quien asistió al funeral de este sábado. "Creo que habrá un baño de sangre para los cristianos", añadió.
"No hay sorpresa, solo dolor", "no pasará un mes sin que maten a los cristianos. ¿Por qué los cristianos? Porque dicen que somos una minoría, que somos infieles", lloraban otras mujeres presentes en la catedral de San Marcos.