De vasallo a rival: ¿Qué sucede con la relación entre EE.UU. y Alemania?
"Los alemanes son malos, muy malos", manifestó la semana pasada en Bruselas el presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
Aunque el mandatario norteamericano no pronunció esas palabras en público y solo se refería al comercio de Alemania a EE.UU, los problemas entre los dos países clave de Occidente existen y "se volverán cada vez más graves cada año", pronostica el analista Piotr Akópov en el diario 'Vzgliad'.
Presión económica
Este especialista considera que Washington ve a Berlín como un rival económico y comercial y Trump, quien se fijó el objetivo de fortalecer la posición de EE.UU. en el mercado mundial, "intentará presionar a sus competidores por todos los medios".
Esta posible influencia sobre Alemania, un país que depende de EE.UU. desde el punto de vista geopolítico, no solo preocuparía a las clases dirigentes germanas, sino también a todas las élites de ambos lados del Atlántico.
Presión política
Sin embargo, Akópov estima que el inquilino de la Casa Blanca también desea "obtener concesiones políticas" de Alemania. Así, insiste en que los aliados europeos de EE.UU. en la OTAN paguen por su seguridad y eleven su gasto de defensa al 2 % de sus PIB. Si los teutones llevaran a cabo esa medida, tendrían que aumentar esa partida en más de la mitad, una idea que no comparten ni los políticos ni el resto de los ciudadanos alemanes.
Del mismo modo, el mandatario de EE.UU. quiere ceder a la parte germana la responsabilidad para solucionar los problemas más graves de Europa, incluidos los conflictos en Ucrania y los Balcanes.
Finalmente, a Trump no le gusta la idea de que la Unión Europea sea más robusta en general, porque esa coyuntura fortalece a Berlín.
Dos opciones de Alemania
Según explica Piotr Akópov, todo esto crea una "situación paradójica" en la que Alemania sigue siendo una economía muy fuerte pero, aunque es una pieza central para el principal proyecto de integración del viejo continente, se trata de "un país con soberanía geopolítica limitada" que depende de los estados anglosajones del Atlántico.
En una situación en la que Washington "ya no ve en Alemania un vasallo, sino más bien un competidor", Berlín tiene dos opciones: "esperar que Trump sea solo un sueño" y que todo vuelva a la normalidad pronto o buscar oportunidades para llegar a un acuerdo "con este nuevo y desconocido EE.UU.", señala este analista.
Para finalizar, Akópov vaticina que Merkel —o su posible heredero después de las elecciones que Alemania celebrará en septiembre— tendrá que construir relaciones con EE.UU. de acuerdo con la lógica de Trump.