Marawi continúa tomada por los terroristas de las agrupaciones locales vinculadas al Estado Islámico.
Tal como explica nuestro corresponsal, Gonzalo Wancha desde la misma entrada a la ciudad, esta localidad se encuentra en una región que tradicionalmente ha albergado movimientos separatistas, que exigen el reconocimiento de la autonomía musulmana. De hecho, el Estado Islámico pretende que sea la capital de su pretendido "califato islámico" en el sudeste asiático.
A medida que el cerco sobre la ciudad de Marawi se prolonga, el ejército filipino se ve obligado a redimensionar su percepción de la amenaza terrorista sobre la región, y va obteniendo a su vez un perfil más preciso de la célula terrorista a la que se enfrentan.
Vías de abastecimiento para los terroristas
Según los informes militares del Ministerio de Defensa, las milicias yihadistas cuentan con numerosos fondos económicos. El Ejército ha encontrado recientemente, tan sólo en una casa recuperada, la cantidad de 52 millones de pesos filipinos y otros 27 millones de pesos en cheques. En total, se trata de más de un millón y medio de dólares.
Al parecer, los terroristas cuentan con una red de túneles que conecta el exterior, es decir, la zona más difícil de controlar (la selva y las montañas) con el interior de la ciudad, las mezquitas y madrasas, y constituye muy probablemente la más importante vía de abastecimiento para los terroristas, que reciben de esa manera un suministro de alimentos, armas, dinero y nuevos combatientes. En estas condiciones, según estimaciones del general filipino Carlito Gálvez, los yihadistas podrían resistir hasta 2 meses más.
Avances y dificultades en la operación
Nuestro corresponsal describe sobre el terreno un "despliegue militar sin precedentes", y destaca los avances en la misión: según los informes recientes son al menos 1467 los civiles rescatados hasta el momento, y el perímetro de la zona de Malawi controlada por el EI se ha reducido hasta quedarse en tan sólo un 10% de lo que fue inicialmente.
El presidente Rodrigo Duterte, por su parte, ha decretado una nueva orden de captura, con recompensa aumentada, para el líder del grupo terrorista Abu Sayyaf Isnilon Hapilon. Tal como señala nuestro corresponsal, Hapilon es "sin duda alguna una de las figuras más temidas por las fuerzas de seguridad del país".
Por otra parte, informaciones recientes del Ministerio de Defensa de Indonesia aseguran que el Estado Islámico cuenta con unos 1.200 combatientes en Filipinas. La estimación ha sorprendido al propio ejército filipino, que barajaba unas cifras muchos menores, que oscilaban en todo caso entre los 200 y 400 milicianos yihadistas. Tal como resume Gonzalo Wancha, Filipinas afronta "una nueva amenaza terrorista regional muy importante, que intenta establecer su bastión, su califato" en la isla de Mindanao.