Saif al Islam: ascenso y caída del potencial heredero de Gaddafi
El sábado se informó de la liberación de Saif al Islam Gaddafi. Era el probable sucesor de su padre, el asesinado líder libio Muammar Gaddafi, y estaba destinado a convertirse en el rostro moderno de Libia. Pero su vida y la de su país dieron un drástico vuelco tras la revolución.
Saif, de 44 años, fue liberado de su lugar de reclusión en la ciudad de Zintan, en el noroeste de Libia, "en cumplimiento con la amnistía general declarada por el Parlamento de Libia", reseña Al Jazeera. No se sabe dónde se encuentra ahora, pero sus familiares afirman que está en un "sitio seguro".
Fue la revolución respaldada por la OTAN e inspirada en la primavera árabe de 2011 lo que cambió el rumbo de la vida de Saif al Islam Gaddafi. En octubre de ese año su padre fue derrocado y asesinado. Un mes después, él mismo fue arrestado por un grupo armado mientras huía hacia Nigeria. Desde entonces lo mantuvieron en reclusión en Zintan. Posteriormente, en julio del 2015 fue condenado a muerte por un tribunal penal de Trípoli junto a exfuncionarios de su padre.
Los condenados fueron acusados de haber incitado los asesinatos de manifestantes pacíficos y de haber formado escuadrones de muerte. La Corte Penal Internacional acusó a Saif al Islam Gaddafi de crímenes de guerra y de lesa humanidad.
A menudo llamado el hijo 'playboy' de Gaddafi, en su vida no todo fueron diversiones y terminó un doctorado de la prestigiosa London School of Economics. Nunca ocupó puestos oficiales, pero desempeñó el papel de emisario leal del Gobierno de Gaddafi e impulsó varias reformas.
La figura de Saif al Islam salió a la luz en el año 2000 cuando encabezaba la Fundación Gaddafi y negoció la liberación de rehenes occidentales capturados por rebeldes musulmanes en Filipinas. Estaba ansioso por normalizar los vínculos con Occidente y en 2007 creó la primera cadena privada de televisión en Libia y fundó dos periódicos.
En el mismo año se desempeñó como mediador entre las autoridades europeas y libias en el caso de cinco enfermeras búlgaras que fueron encarceladas por presuntamente haber inoculado el virus del sida a unos 400 niños en Libia. Saif al Islam logró negociar su libertad. También consiguió que cobraran compensaciones económicas las familias de los muertos en los ataques terroristas al vuelo 103 de Pan Am sobre la localidad escocesa de Lockerbie en 1988 y del Vuelo 772 de la aerolínea UTA en 1989 sobre Níger, en ambos casos perpetrados por terroristas libios.
Alto y en buena forma, Saif al Islam fue durante mucho tiempo la cara del Gobierno de Gaddafi en Occidente; en sus apariciones públicas vestía traje y corbata, y hablaba con fluidez inglés y alemán, además de tener conocimientos de francés. Pero su imagen de reformista se esfumó rápidamente durante el levantamiento contra su padre en febrero de 2011. Esto hizo que se cambiara la percepción del Saif al Islam en Occidente, ya que se convirtió en el defensor del Gobierno e hizo varias apariciones en televisión y conferencias de prensa amenazando a las fuerzas de la oposición asegurando que serían aplastadas. "No nos someteremos, no abandonaremos la lucha", remató Saif al Islam en su último discurso transmitido por televisión el 21 de agosto de 2011.
Tres de los siete hijos de Gaddafi murieron en el levantamiento de 2011. Uno de los supervivientes, Al Saadi el Gaddafi, se enfrenta a juicio en Libia por el asesinato de un entrenador de fútbol en 2005 y por presuntas represiones durante la revuelta. La madre de Saif al Islam, Safiya, y tres de sus hermanos encontraron refugio en Argelia tras la revolución y posteriormente se trasladaron a Omán.