La introducción de nuevas sanciones por parte de la Unión Europea contra Rusia relacionadas con el cumplimiento de los acuerdos de Minsk es uno de los asuntos que aborda el Consejo Europeo durante la reunión ordinaria que celebra este 22 de junio en Bruselas (Bélgica).
Los países europeos están divididos. En particular, Polonia y Suecia, además de Alemania y Francia, están dispuestos a apoyar el mantenimiento de las sanciones antirrusas, mientras que Grecia, Italia o Hungría no creen que funcionen, ya que afectan al comercio entre varias naciones.
Más sanciones de EE.UU.
Por su parte, Estados Unidos está a favor de mantener esas medidas punitivas, como confirmó su Senado este 20 de junio al aprobar la congelación de cuentas bancarias y propiedades a un listado determinado de personas y empresas.
De hecho, se trata de un refuerzo y una ampliación de medidas de castigo que afectan a sectores como la minería, los metales, el transporte o los proyectos energéticos. Por este motivo, Moscú ha cancelado un encuentro entre el vicecanciller de Rusia, Serguéi Riabkov, y su homólogo estadounidense, Thomas Shannon.
Un sector clave
Algunos países de la UE han condenado esa iniciativa. En particular, Alemania y Austria critican la postura estadounidense en el plano energético, debido a que varias empresas europeas tienen convenios de cooperación comercial con Rusia en ese sector y EE.UU. podría haber tomado esa decisión porque desea vender su gas licuado en Europa.
La canciller alemana, Angela Merkel, ha declarado que las sanciones "podrían tener consecuencias extraterritoriales", mientras que el diario 'The New York Times' ha publicado que la Casa Blanca intenta que el Partido Republicano suavice ese proyecto de ley.
En cuanto a Rusia, la portavoz de su Cancillería, María Zajárova, ha afirmado que su país se ve obligado a responder porque "las sanciones se suelen responder con medidas recíprocas" y ha recordado que "esta cuestión ya se encuentra en fase de desarrollo".