Husmeando en cuentas ajenas: EE.UU. pretende investigar de dónde Pionyang obtiene sus ingresos
Legisladores del Partido Demócrata han presentado en el Congreso de EE.UU. un proyecto de ley, que exigiría a las agencias de inteligencia de ese país investigar las fuentes de ingresos del Gobierno de Corea del Norte, con el fin de imponer sanciones "más efectivas" contra la nación asiática.
El borrador también busca estudiar cuáles son los vínculos comerciales de Pionyang con China, Rusia e Irán, porque son "necesarios para garantizar sanciones selectivas" del Gobierno estadounidense.
"La información acerca de las fuentes de ingresos y medios de repatriación de capitales con los que cuenta el régimen norcoreano, permitirá a los especialistas del Departamento del Tesoro y de Estado utilizar toda la fuerza financiera de EE.UU. contra áreas concretas de Pionyang para evitar que continúe con el desarrollo de su programa nuclear", señala el proyecto de ley.
Según el borrador, las esferas de investigación de los servicios de inteligencia estadounidenses abordarían, en particular, el comercio de recursos minerales, textiles y equipo militar. Pero además se tendrá que averiguar cuántos obreros norcoreanos laboran en el extranjero y qué tipo de servicios presta Pionyang a otros países.
¿Milagro norcoreano?
La inteligencia tendría que presentar los resultados de su respectiva investigación al Congreso en un período máximo de 180 días después de la promulgación de la ley.
Esta semana, el Banco Central de Corea del Sur reportó que la economía norcoreana creció un 3,9% en el 2016, lo que representa el ritmo de crecimiento más alto en más de una década pese a las duras sanciones impuestas por EE.UU. y la comunidad internacional.
El año pasado, el volumen comercial de Pionyang llegó a los 6.550 millones de dólares, un 4,7% más que en el 2015. Cerca del 90% del comercio exterior de la nación norcoreana se realizó con China, siendo su principal producto de exportación los recursos minerales.
Sin embargo, en marzo de este año, Pekín suspendió la importación de carbón norcoreano, como respuesta a las repetidas pruebas de misiles de Kim Jong-un.