El descubrimiento en Siria de armas químicas de fabricación estadounidense y británica es una prueba de que países de Occidente apoyan directa o indirectamente a los terroristas. Así lo afirmó María Zajárova, portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia.
"Ha llegado el momento en que, tras varios años de guerra en Siria, salen a la luz pruebas físicas de lo que se ha discutido en numerosas ocasiones en todos los niveles", anunció la vocera durante una transmisión de la emisora rusa Vesti FM, citada por TASS.
"Sí, así es. Países occidentales y potencias regionales han suministrado —directa o indirectamente— sustancias tóxicas prohibidas a insurgentes, terroristas y extremistas que mantienen bajo su mando en el territorio de Siria", aseguró Zajárova, para añadir de seguidas que a eso se suman otros tipos de asistencia, incluyendo armas, dinero y apoyo informático.
Tras citar además una serie de hechos concretos y proporcionar evidencia confirmada por expertos internacionales, la portavoz agregó que los países responsables de ese apoyo al terrorismo "se comprometen verbalmente con los principios democráticos y el derecho internacional, pero en la realidad suministran todo lo necesario para que los extremistas sostengan una lucha armada en el territorio soberano de Siria".
La ONU como testigo
Zajárova subrayó que Naciones Unidas ha recibido numerosas de estas pruebas, y ha sido testigo de algunas de las discusiones al respecto.
"Varios de estos datos fueron comunicados a la Organización de Naciones Unidas, y fueron discutidos en el curso de negociaciones bilaterales, por ejemplo, entre EE.UU. y Rusia", aseveró la portavoz.
Por su parte, el representante permanente de Rusia ante la ONU, Vasili Nebenzia, manifestó que el suministro de agentes tóxicos a fuerzas rebeldes en Siria constituye una violación de la Convención sobre la Prohibición de Armas Químicas.
Sustancias prohibidas
Anteriormente, el vicecanciller de Siria, Faisal Mekdad, había declarado que en el este de Damasco se encontraron "granadas de mano y municiones para lanzagranadas" equipadas con las sustancias tóxicas irritantes CS y CN, fabricadas por compañías estadounidenses y británicas.
Mekdad subrayó que el empleo de agentes tóxicos irritantes sólo se permite para fines de control de disturbios, mientras que está prohibido su uso como medio de guerra. El viceministro concluyó que, "con seguridad", EE.UU. y Reino Unido "proporcionan apoyo a las organizaciones terroristas que operan en el territorio de Siria".
No obstante, Londres niega haber suministrado a Siria ningún tipo de arma letal, incluidas municiones químicas, según comunicó el Ministerio de Relaciones Exteriores británico a medios rusos. El Pentágono, por su parte, reaccionó a estas acusaciones declarando que Washington "nunca ha suministrado armas químicas a la oposición siria".