La Embajada de Arabia Saudita en Washington pudo haber financiado una "prueba" de los ataques del 11 de septiembre de 2001, de acuerdo con las evidencias presentadas en una demanda contra el Gobierno saudita por familiares de las víctimas, informa el diario 'New York Post'.
Dos años antes de que fueran secuestrados los aviones de pasajeros que impactaron contra las Torres Gemelas de Nueva York, la Embajada saudita pagó a dos compatriotas, que vivían encubiertos en Estados Unidos como estudiantes, para que volaran desde Phoenix hasta Washington "como un ensayo de los ataques del 11 de septiembre", alega la demanda presentada en nombre de las familias de unas 1.400 víctimas que murieron en los ataques terroristas que segaron la vida de 3.000 personas en el 2001.
Sean Carter, abogado principal de los demandantes, señaló: "Hemos afirmado durante mucho tiempo que había relaciones duraderas y estrechas entre Al Qaeda y los elementos religiosos del Gobierno saudita".
Riad ha negado desde hace tiempo cualquier vínculo con los terroristas y los abogados que representan al reino han presentado mociones para desestimar las demandas. Por su parte, los demandantes deben responder a la moción antes de noviembre.
El caso puede ir a juicio gracias a la Ley de Justicia contra los Patrocinadores del Terrorismo (JASTA, por sus siglas en inglés), después de que el Congreso de EE.UU. en septiembre del año pasado derogara el veto impuesto anteriormente por el expresidente Barack Obama y el cabildeo del Gobierno saudita.
La ley permite a supervivientes y familiares de víctimas demandar a gobiernos extranjeros en tribunales federales estadounidenses.
Los documentos del FBI, presentados como prueba, afirman que dos ciudadanos sauditas que había llegado a EE.UU.: Mohammed al-Qudhaeein y Hamdan al-Shalawi, eran de hecho miembros de "la red de agentes del Reino" en el país. Los documentos sostienen que ambos sujetos habían sido entrenados en Afganistán junto con varios agentes de Al Qaeda que participaron en los ataques del 11-S.
Qudhaeein trabajó presuntamente en el Ministerio de Asuntos Islámicos de Arabia Saudita y Shalawi estuvo "empleado largo tiempo por el Gobierno saudita" en Washington.