Imposible olvidar el año 2008, estaba de viaje con mi esposa en EE.UU. y algo comenzaba a cambiar, se notaba en el ambiente. En Washington la clase trabajadora albergaba la esperanza de que por fin alguien fuera digno de representarlos en la Casa Blanca. Ahora esas mismas personas se debaten entre el "cáncer o el sida", que diría Vargas Llosa, a saber, entre más de lo mismo con Hillary Clinton o cualquier cosa con Donald Trump. La respuesta, en las elecciones del martes 8 de noviembre.
Volviendo al 2008, recuerdo las palabras del barman salvadoreño que me atendió en el hotel que me hospedé en Washington antes de las primarias de Nuevo Hampshire: "La elección va a estar reñida, casi que cualquiera lo hará mejor que George W. Bush, ese precandidato de Chicago (en referencia a Barack Obama), si llega, puede hacer historia".
Estaba fascinado por estar esa noche (8 de enero) en la capital, con el ambiente preelectoral reinante y entonces sucedió: Obama quedó segundo (36,5%), perdió por un estrecho margen con la gran favorita, Hillary Clinton (39,1%), y dio el discurso que lo convirtió en leyenda. 'Yes we can' ('Sí se puede') y tanto que se pudo, hasta el punto de que muchos nos sentimos especiales por vivir ese momento, lo más parecido a estar en la época de Jesús y encontrarse en Jerusalén el día que el hijo de Dios echó a los mercaderes del templo, según reza la Biblia.
El discurso
Escuchando el mítico discurso, dan ganas de volver a estar en enero del 2008… de creérnoslo otra vez, pero en lugar de ello vivimos en un mundo más inseguro, más inhumano y donde reina la desesperanza. Obama es en parte el gran responsable de traernos hasta aquí a trompicones y ahora, 8 años después, señaló con el dedo a Hillary Clinton, responsable del desastre de Libia y de dar cobijo al Estado Islámico, alguien que más que preocuparse del bienestar del pueblo y dando la espalda a lo que predicaba Obama en su campaña, se dedicó más bien a lucrarse junto a su marido.
Recordemos que Obama ganó el Premio Nobel de la Paz en el 2009, y con el galardón bajo el brazo, en política internacional alentó y permitió las tropelías en Libia, Ucrania y luego Siria. Para ser honestos, entre lo poco que se puede salvar de su presidencia en política exterior está el acuerdo nuclear con Irán -en el que el resto de países del sexteto jugaron un papel importante- y el deshielo con Cuba.
Como colofón
Todos recordamos a George W. Bush como el 'presidente líder en deportaciones' y Trump es 'el enemigo de los inmigrantes ilegales' y en particular de los latinos. Pues bien, en su discurso de Nuevo Hampshire Obama hizo referencia a los latinos, asiáticos e inmigrantes:
"Algo está sucediendo cuando las personas no votan sólo por un partido al que pertenecen, sino por las esperanzas que tienen en común. Y tanto si somos ricos o pobres; blancos o negros, latinos o asiáticos, tanto si procedemos de Iowa o New Hampshire, de Nevada o de Carolina del Sur, nosotros estamos listos para llevar a este país en una nueva dirección. Eso es lo que está sucediendo en América justo ahora. El cambio es lo que está sucediendo en América.
Lo cantaron (el 'sí se puede') los inmigrantes que llegaron de costas lejanas y pioneros que se abrieron camino hacia el Oeste por el implacable desierto. ¡Sí se puede!".
Sin embargo, Obama entregará su presidencia en enero del 2017 con más de 2,8 millones de deportados, mientras que bajo las administraciones de George W. Bush se expulsaron a 2,01 millones de personas. De hecho Obama es el líder entre todos los presidentes en esta materia, no en vano se ha ganado el mote de 'deportador en jefe', ('Deporter in Chief').
Trump promete un muro en la frontera con México, que buena parte ya está construido, y dejar de inmiscuirse en los asuntos internos de otros países... pasarán los años y veremos.