Esta es la 'sorpresa nuclear' que Corea del Norte podría estarle preparando a EE.UU.
Aunque Corea del Norte anunció que, en caso de realizar un ataque contra EE.UU., lo llevaría a cabo lanzando misiles contra la isla de Guam, algunos expertos consideran que existe otro posible escenario para el inicio de una guerra nuclear, para el que no sería necesario emplear misiles.
El analista Evgueni Krútikov escribe en su artículo en el portal ruso 'Vzgliad' que en el planeamiento de su ataque las autoridades norcoreanas buscarán evitar que Washington responda con armas convencionales y despliegue rápidamente sus tropas terrestres en la península. De este modo, en lugar de Guam, para Pionyang tendría más sentido atacar la gran agrupación de las fuerzas de la Flota del Pacífico de EE.UU. que están estacionadas en la bahía de San Diego.
Si todo esto sucede, el infierno se extenderá sobre la Tierra
En la zona se encuentra la base naval más grande del mundo, el puerto de la Flota del Pacífico, en el que están anclados un total de 54 buques de guerra. Entre ellos hay ocho cruceros pesados con misiles guiados y 15 destructores, señala Krútikov. La propia ciudad de San Diego alberga la sede de las operaciones de la Flota del Pacífico.
Un ataque con una bomba nuclear en San Diego destruiría completamente la ciudad, provocaría la muerte de más de un millón de personas y generaría un fuerte terremoto que se sentiría en la vecina Los Ángeles e incluso en San Francisco, situada 700 kilómetros al norte. El analista opina que para esa acción Corea del Norte no utilizaría un misil porque el ataque tendría que ser muy preciso, aparte de que el proyectil podría ser detectado por los sistemas antimisiles y radares estadounidenses.
El escenario alternativo
El experto da detalles sobre la estrategia que podrían utilizar los norcoreanos para llevar su arma nuclear hasta las costas de EE.UU. Cree que podrían transportarla por vía marítima en un barco pesquero desde el puerto de Chongjin hasta Manila. En la capital filipina fletarían otro barco, al que le podrían cambiar la bandera, y contratarían a un capitán y a la tripulación, según Krútikov.
Tras atravesar el Pacífico suroriental, un territorio donde el control de la navegación es laxo, la nave llegaría a la costa de San Diego, donde la tripulación tendría que transportar la bomba en un yate con bandera estadounidense, que anclaría en las proximidades de la base naval sin despertar sospechas de la guardia costera.
La bomba debería explotar como máximo cinco horas después para evitar accidentes imprevistos, aclara el analista. En total la operación, que requeriría la participación de varios grupos de agentes profesionales bien entrenados, no tendría un costo superior a los dos millones de dólares. "Si todo esto sucede, el infierno se extenderá sobre la Tierra", termina su análisis Krútikov.