Los huracanes son una excusa perfecta para EE.UU. para invadir islas del Caribe
Debido a la temporada de huracanes, los países caribeños están hundidos en una enorme crisis humanitaria y, en paralelo, atraviesan por tremendas dificultades económicas. En un primer momento, fueron golpeados por el huracán Irma y, para colmo de males, poco tiempo después por el huracán María. Cientos de familias lo han perdido prácticamente todo. La mayoría de las islas del Caribe se encuentra sumergida en la desolación.
La crisis que padecen las Antillas terminó provocando que el Gobierno de Donald Trump hiciera acto de presencia en una región de gran relevancia geopolítica en América Latina: la Agencia de EE.UU. para el Desarrollo Internacional (USAID, por sus siglas en inglés) ofrece 'ayuda humanitaria' para atender las necesidades de la población afectada por los desastres naturales y, de paso, el Comando Sur (U.S. Southern Command) despliega a sus efectivos para realizar 'labores de rescate', siempre en coordinación con el Departamento de Estado.
En un primer momento, la USAID activó su estrategia tradicional de 'ayuda humanitaria'. Ya en un segundo momento, una vez que se había puesto de manifiesto que el personal enviado resultaba insuficiente, la USAID solicitó la presencia de las Fuerzas Armadas estadounidenses: 300 marines apostados en Honduras fueron puestos 'a disposición' para movilizarse y brindar apoyo en la región del mar Caribe.
Es así como a lo largo del presente mes de septiembre decenas de militares estadounidenses han desembarcado en Puerto Rico, las Islas Vírgenes, San Martín y Dominica para socorrer a las autoridades de los Gobiernos locales con la entrega de víveres, la limpieza de escombros y la evacuación de personas, según consta en varios comunicados de prensa publicados en la página web del Comando Sur.
Los resultados alcanzados hasta ahora por la Fuerza de Tarea Conjunta-Islas de Sotavento (JTF-LI) son: la purificación de más de 80.000 litros de agua para el consumo humano y la distribución de 25.000 galones; la entrega de nueve sistemas de purificación, montacargas de gran capacidad y vehículos para auxiliar a los Gobiernos locales a descargar y distribuir ayuda entre los damnificados. Adicionalmente, el Comando Sur ordenó el envío de un buque de asalto anfibio (LHD-1) para apoyar en la repartición de suministros de socorro y transporte de personal encargado de brindar asistencia.
La solidaridad internacional es urgente en momentos de crisis. Las islas caribeñas son lugares donde la economía depende sobre todo del turismo y, en menor medida, de actividades primarias como la pesca. Los huracanes Irma y María pulverizaron la infraestructura de casas, hoteles y restaurantes, situación que terminó cancelando la fuente de ingresos de muchas personas. Por esta razón, salir adelante de la crisis económica y humanitaria es una misión prácticamente imposible si no se recibe apoyo externo.
En una rueda de prensa, el almirante y comandante en jefe del Comando Sur, Kurt W. Tidd, refirió el pasado 21 de septiembre que por su magnitud y fuerza los huracanes produjeron daños materiales históricos en la región, motivo por el cual la colaboración de Washington resultaba un asunto de primera necesidad. "Estamos orgullosos de (…) ayudar a las naciones a salvar vidas, mitigar el sufrimiento y transitar lo más pronto posible, de la respuesta a la recuperación", sentenció.
Además de la lucha contra el terrorismo, el narcotráfico y el crimen organizado, la asistencia a países afectados por desastres naturales es una de las tareas principales del Comando Sur. Aparentemente, no habría ninguna razón para negarse a recibir apoyo. Sin embargo, es llamativo que entre la opinión pública persista la idea de que la 'ayuda humanitaria' que EE.UU. presta a otros países no es sino uno de sus tantos pretextos para consolidar su posicionamiento militar en zonas geográficas de suma importancia estratégica.
Algunas ocasiones, las Fuerzas Armadas estadounidenses actúan por un tiempo breve en los países azotados por los desastres naturales para luego marcharse. Sin embargo, otras veces los altos mandos del Pentágono se aventuran a ofrecer su 'apoyo permanente'. De esta forma, a través de la instalación de Centros de Operaciones de Emergencia Regional (COER), el Gobierno de EE.UU. ha conseguido disfrazar el establecimiento de bases militares en muchos países del Continente.
Posicionamiento militar en el mar Caribe, ¿antesala de una gran ofensiva contra Venezuela?
La 'ayuda humanitaria' ofrecida por el Comando Sur a las Antillas con motivo de la temporada de huracanes es vista con mucho recelo entre los países latinoamericanos que se resisten a someterse a los lineamientos de la política exterior de la Casa Blanca. En Venezuela, especialmente, se rumorea que una presencia mayor de las Fuerzas Armadas norteamericanas en las islas es la antesala de una gran ofensiva para forzar la salida de Nicolás Maduro del Palacio de Miraflores.
Recordemos que, desde hace buen tiempo, EE.UU. ha venido impulsando la firma de acuerdos de cooperación militar con varios países localizados a pocos kilómetros de territorio venezolano. Por ejemplo, en junio de este año se llevó a cabo el ejercicio militar Tradewinds 2017 con la participación de las Fuerzas Armadas de 18 países, justo frente a las costas de Venezuela. Lanzada la convocatoria por el Comando Sur, Tradewinds fue presentado como "una maniobra multinacional de seguridad marítima y respuesta a desastres" en el Caribe.
El ministro de Relaciones Exteriores de Venezuela, Jorge Arreaza, escribió el 26 de septiembre en su cuenta de Twitter que el presidente Trump se olvidó por completo de las necesidades del pueblo puertorriqueño para dedicarse a lanzar ataques contra Venezuela. En suma, la escalada de tensiones diplomáticas entre Washington y Caracas genera suspicacias entre los integrantes del Gobierno venezolano sobre si EE.UU., efectivamente, está proporcionando apoyo a los países caribeños de manera desinteresada o si, por el contrario, no es sino otra excusa para continuar ganando posicionamiento militar.
Ariel Noyola Rodríguez